e-ISNN: 2706-6053
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licencia Creative Commons SOCIALIUM revista científica de Ciencias Sociales, Vol. 5 - No. 2, julio - diciembre 2021, pág. 72-98.
DOI: https://doi.org/10.26490/uncp.sl.2021.5.2.937
Intertextualidad en la serie Bolívar, una lucha admirable y el libro
Bolívar, libertador y enemigo número 1 del Perú
Intertextuality in the series Bolivar, an admirable struggle and the book Bolivar, liberator and
enemy number 1 of Peru
Mario Buenaventura Castillo Hilario1
Cómo citar
Castillo, M. (2021). La serie Bolívar, una lucha admirable y el libro Bolívar, libertador y enemigo número 1 del Perú. Una lectura
intertextual a propósito del Bicentenario. Socialium, 5(2), 72-98. https://doi.org/10.26490/uncp.sl.2021.5.2.937
RESUMEN
El objetivo de esta investigación fue identificar las relaciones intertextuales entre la
serie televisiva Bolívar, una lucha admirable y la biografía escrita Bolívar, libertador y
enemigo número 1 del Perú. Para ello, se optó por un enfoque cualitativo y un diseño
interpretativo. Se leyeron e interpretaron textos para identificar en ellos las relaciones
intertextuales. Se encontraron las siguientes relaciones intertextuales: citas y alusiones.
Existen semejanzas en la presentación global de Simón Bolívar en relación con el Perú;
la Batalla de Pichincha; la entrada de Bolívar a las ciudades; las situaciones previas y el
encuentro en Guayaquil entre Simón Bolívar y San Martín; los acontecimientos previos
y la llegada de Bolívar al Perú; las batallas de Junín y Ayacucho; la Constitución vitalicia;
y los últimos días de Bolívar en Perú y su salida. La serie reafirma la idea de que la
independencia del Perú fue “concedida”.
Palabras clave: intertextualidad; intertexto; subtexto; serie; Bolívar; independencia del
Perú.
ABSTRACT
The objective of this research was to identify the intertextual relationships between the
television series Bolivar, an admirable struggle and the written biography Bolivar,
liberator and enemy number 1 of Peru. For this, a qualitative approach and an
interpretive design were chosen. Texts were read and interpreted to identify
intertextual relationships in them. The following intertextual relationships were found:
citations and allusions. There are similarities in Simon Bolivar's global presentation in
relation to Peru; the battle of Pichincha; the entrance of Bolivar to the cities; the
situations prior and the meeting in Guayaquil between Simon Bolivar and San Martin;
the previous events and Bolivar's arrival in Peru; the battles of Junin and Ayacucho; the
lifetime Constitution; and the last days of Bolivar in Peru and his departure. The series
reaffirms the idea that the independence of Peru was "granted”.
Keywords: intertextuality; intertext; subtext; series; Bolivar; independence of Peru.
1 Magíster en Comunicación
Social con mención en
Investigación en
Comunicación, Licenciado en
Ciencias de la Comunicación.
Universidad Nacional Agraria
La Molina, Lima, Perú.
mcastillo@lamolina.edu.pe
Arbitrado por pares ciegos
Recibido: 09/05/2021
Aceptado: 26/06/2021
Mario Buenaventura Castillo Hilario
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Introducción
La cultura de masas siempre generó discusiones entre acusadores y defensores, entre apocalípticos e
integrados (Eco, 2013b). Bolívar, una lucha admirable, serie televisiva basada en la vida del Libertador
Simón Bolívar, no ha sido la excepción. La historiadora venezolana Inés Quintero ha afirmado:
Desde que comenzó a transmitirse la serie Bolívar en Netflix, numerosas personas me han llamado
o me han consultado acerca de la veracidad histórica de muchos de los sucesos que allí se narran.
La repuesta ha sido un contundente NO. La serie Bolívar NO está ceñida al rigor histórico. Es
cuento, no es historia […] lo que sí puedo garantizarles es que, cuando terminen de ver esta serie-
telenovela, no será mucha historia la que habrán aprendido, sino todo lo contrario. Yo, por mi
parte, no pienso dedicarle ni un minuto más de mi tiempo libre (Quintero, 2019).
Por el contrario, la creadora de la serie Juana Uribe manifes que leyó muchos libros de historia y
consultó a los historiadores para darle coherencia histórica y credibilidad a su obra, así como para
interpretar los hechos y ponerlos en contexto. Claro, también especuló y presentó lo que pudo ser,
situaciones que pudieron haber sucedido. En ese sentido, la serie no estaría reñida con la historia y, más
bien, podría enseñarla o estimular su conocimiento. Juana Uribe contó:
Una de las mayores satisfacciones es oír a la gente que me dice: “Me puse a ver la serie y me
despertó tanta curiosidad, que me compré las biografías y empecé a leer”. Eso ya es una victoria,
porque no buscamos imponer una visión, sino abrir las mentes a un diálogo sobre las facetas de
Bolívar. Me encantaría que los profesores vean la serie con los alumnos, investiguen y digan en
qué están de acuerdo o no. Que aprovechen el lenguaje audiovisual como herramienta
pedagógica. Por Netflix Simón Bolívar y las batallas han estado entre los diez más buscados en
Wikipedia en el mundo. La gente verifica a ver qué cambiamos (Padilla, 2019).
Esta investigación no pretende hacer una defensa de la serie Bolívar, una lucha admirable como
documento histórico ni una crítica, sino una lectura intertextual, un ejercicio de la competencia
intertextual. Para ello, se asume la posición del televidente que busca aprender de lo que le ofrece la
televisión.
Como la intertextualidad puede ser infinita, nos limitamos a identificar las relaciones intertextuales que
son de interés para el Perú, a propósito de su Bicentenario (1821-2021). Así, proponemos responder:
¿cuáles son las relaciones intertextuales entre la serie Bolívar, una lucha admirable y el libro Bolívar,
libertador y enemigo número 1 del Perú?
La serie Bolívar, una lucha admirable y el libro Bolívar, libertador y enemigo número 1 del Perú. Una lectura intertextual a
propósito del Bicentenario
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El problema planteado se puede abordar desde la semiótica del texto y desde la teoría de la historia como
narración. Así, es pertinente la teoría ofrecida por los autores que han reflexionado sobre los textos y la
teoría formalista de la historia propuesta por Hayden White.
La intertextualidad
Desde la semiótica de la cultura, se define el texto en sentido amplio y no únicamente como lo lingüístico.
Una danza, un cuadro, una pieza musical o una representación teatral son textos (Martínez, 2001, p. 20).
Se consideran como textos, también, a los productos audiovisuales: filmes, telenovelas, series,
documentales.
Gerard Genette (1989) ha propuesto una teoría sobre la transtextualidad. En sentido amplio, sostiene que
la transtextualidad o trascendencia textual es “todo lo que pone al texto en relación, manifiesta o secreta,
con otros textos” (pp.9-10). Existen cinco tipos: intertextualidad, paratextualidad, metatextualidad,
architextualidad e hipertextualidad. La intertextualidad es una relación de copresencia entre dos o más
textos, la presencia efectiva de un texto en otro. Esta presencia puede ser a través de citas, plagio o alusión
(p. 10). La paratextualidad es la relación que el texto mantiene con el título, subtítulos, intertítulos,
prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, notas al margen, notas al pie de página, epígrafes,
ilustraciones, etcétera (p.11). La metatextualidad es la relación que une un texto a otro que habla de él
sin citarlo o sin nombrarlo (p.13). La architextualidad es una relación completamente muda que, como
máximo, articula una mención paratextual, como para clasificar (p. 13). Y la hipertextualidad es la relación
que une a un texto llamado hipotexto con un texto B llamado hipertexto. A se injerta en B sin que sea
comentario. B es un texto derivado de un texto preexistente. B no puede existir sin A. B es la
transformación de A. “Evoca más o menos explícitamente, sin necesariamente hablar de él y citarlo” (p.
14).
Genette (1989) también sostiene que los tipos de transtextualidad no son excluyentes unos de otros. “No
se deben considerar los cinco tipos de transtextualidad como clases estancas, sin comunicación ni
entrelazamientos recíprocos. Por el contrario, sus relaciones son numerosas y a menudo decisivas” (p.
17).
De todos los tipos de transtextualidad, la intertextualidad es la que ha sido más problemática y más
estudiada. Puesto que nuestro interés está en la intertextualidad, abundaremos en su definición y
caracterización.
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La intertextualidad es la relación de un texto con otro u otros, la producción de un texto desde
otro u otros precedentes. Supone la preexistencia de otros textos, la lectura interactiva, lineal y
tabular a la vez (Martínez, 2001, p. 37).
Todo texto tiene una relación con otros. Es difícil encontrar un texto totalmente original y aislado. “Todo
texto es un montaje de textos citados, mencionados, evocados, que se colocan en una suerte de
‘profundidad’ textual […] No hay enunciación estrictamente individual, sino más bien re-enunciaciones
individuales de un sustrato textual y cultural colectivo” (Fontanille, 2012, p. 155).
Por lo tanto, el uso o la interpretación del texto obliga a establecer relaciones intertextuales.
Todo texto es hijo de una cultura, porque depende de materiales afines a esa cultura y ella ocupa
un lugar también en el texto. Por lo mismo, la producción textual, de una u otra manera,
manifiesta lo ya dicho y tratado previamente por otros autores en el interior de ámbito cultural.
Un discurso habla siempre de mismo; pero también, de los demás discursos, de los cuales
depende (Zecchetto, 2010, p. 330).
La intertextualidad la establecen los autores, los productores y los realizadores, pero también los lectores,
los consumidores y los espectadores. Se refiere a la:
Relación de dependencia que se establece entre, por un lado, los procesos de producción y
de recepción de un texto determinado y, por otro, el conocimiento que tengan los
participantes en la interacción comunicativa de otros textos anteriores relacionados con él
(Martínez, 2001, p. 38).
Fontanille (2012) sugiere diferenciar entre la intertextualidad como relación entre textos y la
intertextualidad como relación entre discursos o sistemas de valores. La intertextualidad puede tratarse
como una relación entre discursos o textos, como dialogismo o intertextualidad estrictamente.
La polifonía concierne al discurso, a su orientación, a sus sistemas de valores, a sus actos de
lenguaje, mientras que la intertextualidad tiene que ver con el texto, con su dispositivo formal,
con las imbricaciones entre segmentos textuales y con la superposición de los planos de
enunciación, así como con la morfología lingüística de su incorporación y de su transposición por
el texto que los acoge (Fontanille, 2012, p. 156).
En esta investigación, se entiende la intertextualidad como un hecho que corresponde al texto y al
discurso. Es decir, como fragmentos de un texto que encontramos en otro y como diferentes voces,
variedades o registros lingüísticos que encontramos en un mismo texto. Sin embargo, enfatizamos en la
relación de textos, ya que es más operativa para esta investigación.
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En ese sentido, una manera de operacionalizar el concepto de intertextualidad es el siguiente: T=IT+ET.
Donde T= texto, IT= intertexto y ET= exotexto. Un texto es igual a la suma del intertexto más el exotexto.
Se entiende que el intertexto es el fragmento tomado de un texto anterior. Así, un Texto A (texto anterior)
puede influir en el Texto B (texto nuevo). El Texto B es igual a la suma del intertexto más el exotexto. Y el
Texto A contiene el intertexto del Texto B que en el Texto A funciona como subtexto (Martínez, 2001,
p.77).
La cooperación y la competencia
Los textos, verbales o audiovisuales, requieren una actualización por parte de los que lo leen o lo
consumen. “Un texto, tal como aparece en su superficie (o manifestación) lingüística, representa una
cadena de artificios que el destinatario debe actualizar” (Eco, 2013a p. 69). Por lo tanto, “en la medida en
que debe ser actualizado, un texto está incompleto” (Eco, 2013, p.69), ya se trate de un texto escrito, ya
se trate de un filme o una serie. Para que un texto sea completado o actualizado, es necesario un buen
performance del lector-usuario. Se requiere capacidades. En suma, se necesita competencia. “Todo
mensaje postula una competencia gramatical por parte del destinatario” (Eco, 2013a, p. 69).
Esta cooperación del destinatario es necesaria para que la interpretación o el uso del texto esté completo.
“Un texto […] requiere ciertos movimientos cooperativos, activos y conscientes, por parte del lector” (Eco,
2013a, p. 70). Por lo tanto, diremos que es necesario un lector-usuario modelo, que reúna las
competencias tanto para la interpretación como para el uso, que tenga la capacidad de cooperar.
Un texto postula a su destinatario como condición indispensable no solo de su propia
capacidad comunicativa concreta, sino también de la propia potencialidad significativa. En
otras palabras, un texto se emite para que alguien lo actualice; incluso cuando no se espera
(o no se desea) que ese alguien exista concreta y empíricamente (Eco, 2013a, p.72).
Sin embargo, es importante destacar que la competencia de los productores y de los destinatarios no
tiene que ser igual necesariamente. “La competencia del destinatario no coincide necesariamente con la
del emisor” (Eco, 2013a, p. 73).
Para referirse a los lectores modelos de las obras literarias, Eco (2012) clasifica en dos tipos: el lector
semántico y el lector crítico o estético o semiótico (p. 231). El lector semántico es el que está interesado
en saber cómo acaba la historia y hace una lectura de primer nivel. El lector crítico, estético o semiótico
quiere descubrir los procedimientos del autor (p. 234).
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La interpretación semántica o semiósica es el resultado del proceso por el cual el destinatario,
ante la manifestación lineal del texto, la llena de significado. La interpretación crítica o semiótica
es, en cambio, aquella por la que se intenta explicar por qué razones estructurales el texto puede
producir esas (u otras, alternativas) interpretaciones semánticas (Eco, 1992, p. 36).
Cada tipo de lector requiere desplegar cierto esfuerzo. Así, se puede hablar de dos niveles de
interpretación.
El lector de primer nivel quiere saber qué sucede, el de segundo nivel cómo se relata lo que
sucede. Para saber cómo acaba la historia basta, normalmente, leer una sola vez. Para convertirse
en lector de segundo nivel es preciso leer muchas veces, y algunas historias hay que leerlas un
sinfín de veces. No existen lectores exclusivamente de segundo nivel; es más, para llegar a serlo
hay que haber sido buen lector de primer nivel […] Lo seguro es que se puede ser lector de primer
nivel sin acceder nunca al segundo (Eco, 2012, p.234).
Tanto el lector-espectador semántico como el lector-espectador semiótico requieren ciertas
competencias para una cooperación óptima. Una de las competencias que se requiere es la intertextual.
La intertextualidad puede verse desde el creador de la obra que ha dejado que otras obras influyan en la
suya, pero también puede verse desde los destinatarios que tiene la capacidad de relacionar el texto que
leen con otros.
La competencia intertextual puede ser parte de lo que se ha llamado competencia mediática (Ferrés y
Piscitelli (2012). Esta última se define como la combinación de conocimientos, destrezas y actitudes que
se consideran necesarios para afrontar la nueva ecología de medios digitales en la que se encuentran el
destinatario y el destinador de mensajes. Esta competencia tiene seis dimensiones: lenguajes, tecnología,
procesos de interacción, procesos de producción y difusión, ideología y valores, y estética. Dos de los 55
indicadores que se establecen son: capacidad de establecer relaciones entre textos intertextualidad,
códigos y medios, elaborando conocimientos abiertos, sistematizados e interrelacionados. Y la capacidad
de relacionar las producciones mediáticas con otras manifestaciones artísticas, detectando influencias
mutuas.
La competencia mediática y la competencia intertextual son necesarias tanto para el uso como para la
interpretación de textos o de productos audiovisuales en la actualidad. Por lo tanto, su desarrollo es
importante.
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Uso e interpretación
Umberto Eco (1992, 2013a) propone distinguir entre uso e interpretación de textos. Usar se relaciona con
la intención que tiene el lector respecto del texto. Puede usarlo para gozar, para informarse, para educarse
o para interpretar otra cosa. Siguiendo la Teoría de usos y gratificaciones, se puede afirmar que los textos
pueden ser usados para satisfacer necesidades como: diversión, escape de las presiones de la rutina,
escape del peso de los problemas, escape emocional; relaciones personales, compañía, utilidad social,
para tener temas de conversación y para conocer experiencias; identidad personal, referencia personal,
comparaciones con personajes; exploración de la realidad, comprenderla; refuerzo de valores; vigilancia,
necesidad de información. Un texto puede usarse para realizar interpretaciones más allá del texto. Por
ejemplo, usar las telenovelas para explicar la violencia contra la mujer o para aprender la historia de un
país.
La interpretación, en cambio, es la identificación de significados y sentidos del texto. Se relaciona con la
identificación de la intencionalidad del texto, que es importante diferenciarla de la intención del autor
concreto. Mientras la intención del autor es un fenómeno psicológico y difícil de saberlo, la
intencionalidad del texto se desprende del mismo texto. La interpretación, como lo mencionamos
anteriormente, puede ser de dos niveles.
El uso y la interpretación de los textos conllevan necesariamente a establecer relaciones de
transtextualidad, especialmente de intertextualidad.
El establecimiento de relaciones intertextuales puede ser muy amplio y, tal vez infinito. Por ejemplo, una
serie televisiva puede tener relaciones intertextuales con otras series o con otros géneros audiovisuales.
Pero también puede tener relaciones intertextuales con obras literarias, históricas o científicas. Por lo
tanto, toda lectura intertextual debe delimitarse.
La historia
El problema planteado en esta investigación implica relacionar una serie televisiva y un libro sobre un
personaje muy importante para la historia del Perú y América del Sur. Por ello, se recurre la teoría de la
historia. Si bien son claras las diferencias entre historia y literatura o entre historia y ficción televisiva,
también es cierto que tienen varias características comunes: son textos basados en otros textos, expresan
un punto de vista y son maneras de contar el pasado.
Se entiende que la historiografía es un discurso elaborado sobre otros discursos, un texto elaborado sobre
otros textos. Es decir, el historiador no observa la realidad ni los hechos históricos, sino los lee en los
textos que dan cuenta de ellos.
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Hoy se da por sentado que la historia, cualquiera sea su designio particular, es un discurso que
prescribe los hechos atribuidos al tiempo pasado de una o varias comunidades [..] en lo esencial
el texto histórico solo tiene como asidero los distintos discursos escritos ora en documentos ora
en los textos de otros historiadores; en efecto, para el historiador no hay “realidad” que no esté
escrita” (Ballón, 2014, p. 15).
La historiografía organiza los hechos del pasado. No muestra la realidad, sino un punto de vista
acerca de ella. El historiador hace una selección de hechos contados en los textos. La
historiografía, entonces, es una construcción de la realidad. “No hay neutralidad, el historiador
escribe, se compromete” (Ballón, 2014, p.35).
La historiografía no es el único discurso sobre la realidad pasada. Existen otros discursos que también dan
cuenta del pasado: el periodismo, las novelas, el folclore, entre otros.
La historia no tiene el monopolio del discurso sobre el pasado: el folclore, las novelas “realistas”,
el periodismo, los museos, los documentales, la fotografía, la arqueología, el psicoanálisis, los
procesos judiciales, etc., producen igualmente relatos sobre el pasado” (Ballón, 2014, p. 24).
A estas formas de contar el pasado hay que sumarles los discursos audiovisuales realistas y ficticios, como
las telenovelas, las películas, las series y los documentales. Pero muchos de estos discursos sobre el
pasado, no tienen necesariamente la finalidad de dar cuenta directamente de los hechos históricos
pretéritos, sino expresarlos e interpretarlos figuradamente.
El fin de la novela histórica no es representar hechos más o menos verdaderos ni dar lecciones de
historia sino hacer reflexionar sobre las trazas y rastros semisimbólicos de las actividades
humanas (Ballón, 2014, p. 139).
Muchas veces las novelas, las telenovelas, las series, más que grandes hechos históricos, muestran hechos
personales, individuales, pero que forman parte de macrohechos. “Gengenbre sostiene que la ficción dice
la complejidad de lo social y las contradicciones de la historicidad humana antes que reflejarlas” (Ballón,
2014, p. 140).
Lo que hace un historiador no es muy diferente a lo que hace un novelista o un guionista de televisión.
Puesto que no tiene acceso al hecho real pasado, sino a textos que dan cuenta de él, y puesto que solo
conoce los hechos aislados, el historiador busca dar cuenta de un macrohecho, de una sociedad en un
tiempo determinado. Por lo tanto, esa imagen global de los hechos, de las sociedades, de las épocas, solo
puede ser imaginada por el historiador. “El historiador busca siempre la “coherencia, integridad, plenitud
y conclusión de una imagen de la vida que es, y solamente puede ser, imaginaria” (Ballón, 2014, p.143).
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Para los fines de esta investigación, se asume la teoría formal de la obra histórica propuesta por Hayden
White en Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX. Este libro constituye un hito
de lo que se ha dado a llamar el giro lingüístico en las concepciones de la historia.
White define una obra histórica como “una estructura verbal en forma de discurso de prosa narrativa que
dice ser un modelo, o imagen, de estructuras y procesos con el fin de explicar lo que fueron
representándolos” (White, 1992, p. 14). Según él, una obra histórica combina “cierta cantidad de datos,
conceptos teóricos para explicar esos datos y una estructura narrativa para presentarlos como la
representación de conjuntos de acontecimientos que supuestamente ocurrieron en tiempos pasados
(White, 1992, p. 9).
En una obra histórica, se pueden identificar las siguientes dimensiones: epistemológicas, estéticas y
morales.
Distingo entre tres tipos de estrategias que los historiadores pueden emplear para obtener
distintos tipos de "efecto explicatorio". He llamado a esas diferentes estrategias explicación
por argumentación formal, explicación por la trama y explicación por implicación ideológica.
Dentro de cada una de ésas diferentes estrategias identifico cuatro modos posibles de
articulación por los cuales el historiador puede conseguir un efecto explicatorio de un tipo
específico. Para la argumentación tenemos los modos de formismo, organicismo,
mecanicismo y contextualismo; para la trama tenemos los arquetipos de la novela, la
comedia, la tragedia y la sátira; y para la implicación ideológica tenemos las tácticas del
anarquismo, el conservadurismo, el radicalismo y el liberalismo (White, 1992, p. 9).
La combinación de estas tres estrategias produce lo que White llama el “estilo historiográfico” de un
historiador. “Un estilo historiográfico representa una combinación particular de modos de tramar, de
argumentación y de implicación ideológica” (White, 1992, p. 38). Pero como esa combinación no puede
ser de todo tipo, White encuentra afinidades entre los que se muestra en la tabla siguiente:
Tabla 1
Estilos historiográficos
Modo de tramar
Modo de argumentar
Modo de implicación ideológica
Romántico
Formista
Anarquista
Trágico
Mecanicista
Radical
Cómico
Organicista
Conservador
Satírico
Contextualista
Liberal
Nota. White, 1992, p. 39
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Así, si se quisiera analizar la obra de un historiador, se tendría que responder: a) ¿Su argumentación se
caracteriza por ser formista, organicista, mecanicista o contextualista? ¿Cuáles son esos argumentos? b)
¿La trama es de novela, comedia, tragedia o sátira? ¿Cómo se presenta? c) ¿Su implicación ideológica es
anarquista, conservadurista, radicalista o liberalista? ¿Cuáles son sus postulados?
Según White, en una obra histórica hay un nivel profundo en la que se encuentra la conciencia histórica
del historiador. En esa conciencia histórica, el historiador “escoge estrategias conceptuales por medio de
las cuales explica o representa sus datos” (White, 1992, p. 10). Esta conciencia histórica prefigura el campo
histórico a través de la metáfora, la metonimia, la sinécdoque y la ironía, que son formas del pensamiento
histórico.
Estas características de la obra histórica han llevado a equiparar una obra histórica a una obra literaria. La
historia no es una ciencia sino un arte. Por lo tanto, según Hayden White, cuando se analiza una obra
histórica se debe preguntar ¿cuáles son los elementos artísticos de la historiografía realista? Por el
contrario, cuando se analiza una obra artística, se debe preguntar ¿cuáles son los componentes históricos
del arte realista?
Siguiendo a White, preguntamos: ¿cuáles son los componentes históricos de la serie o la telenovela
histórica? Y dado que no se puede tener acceso a la realidad sino solo a textos, esta pregunta solo se
puede responder a través del reconocimiento de la intertextualidad.
El género, el formato
Se diferencia entre serie y serial televisivos. La primera cuenta una historia completa en cada episodio,
mientras que el segundo lo hace en varios episodios. Sin embargo, esta distinción no ha prosperado, ya
que se les llama serie a ambas formas de contar. También, se ha diferenciado entre serie y telenovela. La
serie es un modelo narrativo estadounidense y la telenovela es un modelo narrativo latinoamericano
(Gómez, 2019). Sin embargo, también esta distinción no está clara, ya que se llaman series a las
telenovelas y telenovelas a las series, sobre todo en las plataformas de streaming como Netflix. Así, para
caracterizar mejor a nuestro objeto de estudio, recurrimos a los conceptos de telenovela.
La telenovela tiene sus raíces en el melodrama del siglo XVIII y los folletines del siglo XIX, ambos
movimientos europeos (Barbero, 1988). La telenovela, tal como la conocemos hoy, nació en Cuba en 1952.
Es un “formato televisivo para contar historias en tono de melodrama y es un producto cultural que
responde a las necesidades de reconocimiento de las masas desposeídas de mayores relatos” (Rincón,
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2008). Se caracteriza por contar sobre los amores contrariados desde la perspectiva femenina y el ascenso
social vía el amor o la justicia, siempre con final feliz (Rincón, 2008).
Las telenovelas también han contado temas históricos. Así, es posible hablar de telenovelas históricas.
María de los Ángeles Rodríguez Cadena (2004) la define como:
Melodrama televisivo que representa un periodo específico de la historia colectiva y a sus
héroes principales, y lo complementa con la historia de personajes no históricos que
interconectan subtramas de pasión, amor, celos, traición e intriga, historias tradicionales de
telenovela. La autora plantea que las telenovelas históricas mezclan personajes de la historia
con gente común y hechos históricos con escenas de lo cotidiano, por lo que este tipo de
melodramas televisivos enfatizan la integración del ciudadano ordinario como un
acompañante leal de las figuras históricas (Charlois y Orozco, 2010, p.26).
Existen dos formas de presentar la historia en las producciones audiovisuales. El modelo 1 implica el
recurso de historias paralelas (historia nacional-historia familiar) que vincula al televidente con la trama
nacional. Entrelazar historias familiares con la historia nacional tiene el efecto de acercar al televidente al
recrear el drama humano propio de los acontecimientos (Charlois y Orozco, 2010, p.27-28). El modelo 2
implica que el personaje histórico central funciona más como un articulador de lo melodramático,
disminuyendo en cierto sentido la dependencia de historias ficticias paralelas (Charlois y Orozco, 2010,
p.27).
Hoy, en muchos casos, las telenovelas y las series televisivas parecen tener más características comunes
que diferentes: Ambas cuentan historias por entregas durante un tiempo prolongado y combinan
melodrama y acción. Así, en esta investigación se usarán indistintamente los términos “serie” y
“telenovela” para referirse al objeto de estudio.
Método
Enfoque y diseño. Esta investigación tuvo un enfoque cualitativo y un diseño interpretativo. Se
interpretaron textos para identificar en ellos las relaciones intertextuales.
Objeto de estudio. Bolívar, una lucha admirable es una serie televisiva o telenovela producida por la
empresa colombiana Caracol Televisión. Se estrenó en 2019. Y se exhibe en Netflix.
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Trayectoria metodológica
a) Primer visionado de la serie: Se seleccionó la versión completa de la serie Bolívar, una lucha admirable
que se presenta en Netflix. Esta tiene una temporada y 60 episodios. Cada episodio dura 45 minutos
en promedio, lo que equivale a 48 horas o 2 días aproximadamente.
Este primer visionado permitió tener un conocimiento inicial de la historia contada: los temas, los
personajes y las situaciones que fueron tomados de otros textos. Se encontró que la serie tiene relacn
intertextual con textos de historia, política y cultura.
b) Selección de la intertextualidad: La serie seleccionada para este estudio tiene como tema la vida de
Simón Bolívar. Por eso, se eligió conocer su relación intertextual con los textos de biógrafos peruanos.
c) Selección del Texto A: En una entrevista, Juana Uribe, la creadora de Bolívar, una lucha admirable,
contó que la serie fue escrita por ella, pero tuvo un equipo de asesores conformado por Ricardo
Aponte, María Clara Torres, Leonor Sardi, Laura Rojas y dos historiadores. Revisaron las biografías
escritas por Indalecio Liévano (1956), Gerard Masur (1960), John Lynch (2006) y Marie Arana (2013),
las Cartas de Bolívar, entre otros textos. No se menciona ni se sugiere Bolívar, libertador y enemigo
número 1 del Perú, obra de Herbert Morote Rebolledo, publicada en Lima en 2007. Sin embargo,
Morote hace referencia a todos los autores mencionados por Juana Uribe, salvo a Marie Arana que
publicó después. Así, se eligió como texto A la biografía de Bolívar escrita por Morote.
Tabla 2
Texto A y Texto B seleccionados para la investigación
Texto A
Texto B
(1) Bolívar, libertador y enemigo
número 1 del Perú
(1) La serie Bolívar, una lucha
admirable
d) Identificación de los subtextos: A través de la lectura y el fichaje del Texto A, se identificaron los
posibles subtextos.
e) Segundo visionado de la serie e identificación de los intertextos: Se realizó un segundo visionado
de la serie. Esta vez, para reconocer en ella los intertextos. Para el registro, se utilizó una tabla de
dos columnas: una para los subtextos y otra para los intertextos.
La serie Bolívar, una lucha admirable y el libro Bolívar, libertador y enemigo número 1 del Perú. Una lectura intertextual a
propósito del Bicentenario
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Resultados
Bolívar, una lucha admirable es una serie o una telenovela histórica. Corresponde al modelo 2 de
telenovelas históricas. El personaje principal es Simón Bolívar y en torno a él aparecen muchos personajes
históricos, pero también ficticios. El hilo conductor del relato es la vida de Simón José Antonio de la
Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (1783-1830). Se pone énfasis en sus relaciones
amorosas y en el papel de las mujeres en la historia. Aparecen la madre, la hermana, la primera esposa,
la segunda esposa y, finalmente, Manuelita Sáenz, cumpliendo no solo el papel de acompañante de
Bolívar, sino orientando el rumbo de la historia. No solo aparecen las mujeres de Bolívar, sino también la
amante de Santander, Nicolasa, y la de San Martín, Rosa Campuzano. Para el encuentro en Guayaquil, la
información que brinda Manuelita Sáenz a Bolívar es más importante que la estrategia diseñada por sus
generales Sucre y Córdova y de lado de San Martín, los consejos de Rosa Campuzano.
Si bien, por el formato, Bolívar es presentado como el personaje épico y el bueno de la historia, la
telenovela tiene conexiones intertextuales con la biografía escrita por Herbert Morote. Ciertamente, los
títulos de ambos textos (Bolívar, una lucha admirable y Bolívar, libertador y enemigo número 1 del Perú)
ya dicen que son dos visiones contrarias de la vida del Libertador. Sin embargo, pueden establecerse
relaciones intertextuales entre ellos.
Se encontraron las siguientes relaciones intertextuales: citas y alusiones. Existen semejanzas en la
presentación global de Simón Bolívar en relación con el Perú; la Batalla de Pichincha; la entrada de Bolívar
a las ciudades; las situaciones previas y el encuentro en Guayaquil entre Simón Bolívar y San Martín; los
acontecimientos previos y la llegada de Bolívar al Perú; las batallas de Junín y Ayacucho; la Constitución
vitalicia; y los últimos días de Bolívar en Perú y su salida. A continuación, se presentan los subtextos y los
intertextos correspondientes:
Mario Buenaventura Castillo Hilario
Volumen 5 | Número 2 | julio - diciembre| 2021 85
Tabla 3
Presentación global de Simón Bolívar
Subtexto
“Sin Bolívar el Perú no se hubiera independizado el año 1824.
Pero sin él el Perú hubiera sido más grande y fuerte. Nuestro
Libertador sacrificó, expolió, engañó y cercenó al país a tal
extremo que ninguna otra nación latinoamericana jamás llegó a
pagar por su independencia lo que el Perú pa por la suya,
ninguna otra tampoco estuvo en tanto peligro de perder aún más.
Sin Bolívar nuestra independencia hubiera demorado unos años.
Con Bolívar nuestras pérdidas fueron irrecuperables” (Morote,
2007, p. 17).
“En sólo quince meses Bolívar logró la victoria contundente que
puso fin a trescientos años de colonialismo” (Morote, 2007, p. 17).
“La historia de los héroes, de los precursores, de la importancia
de la participación peruana en la independencia, pues bien, esa
contribución fue irrelevante e ínfima” (Morote, 2007, p. 21).
“El estadounidense David P. Werlich dice que los peruanos fueron
“revolucionarios a regañadientes” y añade: El papel que el Pe
jugó en el drama de la independencia Latinoamericana fue el de
un espectador interesado en el Acto Final. Las guerras por la
independencia en todas las colonias españolas fueron guerras
civiles entre los criollos independentistas contra criollos pro
realistas. Y en ninguna parte el sentimiento pro realista fue s
fuerte que en el Perú. A pesar de las desventajas del sistema
colonial, en Lima se concentraba una desproporcionada fuente de
beneficios que seguía existiendo del antiguo régimen. Había
dentro de los peruanos más de 100 nobles y muchos burócratas
imperiales. Aún más, la rebelión de Tupac Amaru II asustó a la
clase alta criolla y desalentó cualquier discrepancia dentro de las
élites que podrían haber llevado a las clases oprimidas a rebelarse
nuevamente” (Morote, 2007, p. 22).
Tabla 4
Batalla de Pichincha
Subtexto
Intertexto (Episodio 36)
24 de mayo de 1822. “El Perú, en un acto histórico poco o
insuficientemente realzado por los historiadores y gobiernos
peruanos, envió desde Trujillo una división de 1,622 hombres al
mando de Santa Cruz, en auxilio de Sucre. Esto sí fue un acto de
fraternidad cercano a la imprudencia, ya que en Lima San
Martín a duras penas se defendía de los asedios de las fuerzas
del virrey” (Morote, 2009, p.23).
La serie no muestra la batalla de Pichincha en una escena.
Se presenta a través de las conversaciones de los
involucrados.
Bolívar iba de Bogotá a Quito, para ayudar a Sucre. Sin
embargo, se detuvo en enfrentamientos con los realistas en
Pasto y no llegó a tiempo.
El coronel O’Leary narra: “De la mano decidida del general
Sucre y con los soldados que venían de Colombia, Argentina
y Perú, el ejército patriota venció en Pichincha al ejército del
Rey”.
Se realiza una fiesta para celebrar el triunfo de los patriotas
y la toma de Quito, pero Bolívar no celebra. Está en la fiesta,
pero no está contento. Le dice a Sucre: Esta es tu fiesta y
Pichincha es tu victoria.
Más, adelante, Bolívar reconoce que el Perú le env1600
soldados.
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Tabla 5
Entrada de Bolívar a las ciudades
Subtexto
Intertexto (Episodio 36)
“La entrada de Bolívar a Guayaquil —igual a sus entradas anteriores
en otras ciudades independizadas, acomo sus futuras entradas a
Lima o La Paz fue cuidadosamente planeada. Se anunció con la
debida anticipación para que el pueblo y sus agentes preparasen
arcos triunfales, flores, bandas de música, bailes, etcétera. Un
relacionista público del siglo XXI tendría mucho que aprender de él”
(Morote, 2007, p.29)
“Cuando llegó a Lima y el pueblo enfervorizado salió a la calle para
verlo llegar acompañado del Presidente Torre Tagle y sus ministros,
que habían ido a caballo hasta el Callao para rendirle cortesanas
pleitesías. Toda la ciudad estaba engalanada con flores y, al igual, que
a su entrada a Guayaquil, hubo salva de cañones, clamoreo de
campanas, bailes populares, jolgorio general. La entrada de Bolívar
en Lima tuvo el mismo boato que la de los virreyes cuando venían a
tomar posesión de su virreinato” (Morote, 2007, p. 45-46).
En la serie se muestra que Bolívar siempre envía un
grupo de avanzada a la ciudad para que prepare su
arribo. Cuando llega Bolívar la gente lo espera e ingresa
entre aplausos. Esto pasa en Bogotá y en Quito. Sin
embargo, cuando llega al Perú, Bolívar es recibido
solamente por el presidente Torre Tagle y se asienta en
las afueras de la ciudad, a 7 kilómetros.
Tabla 6
Situaciones previas y el encuentro en Guayaquil entre Simón Bolívar y San Martín
Subtexto
Intertexto (Episodio 39)
“A fin de ponerse de acuerdo sobre el fin del dominio español en
América, San Martín y Bolívar acordaron tener una conferencia en
Guayaquil. Allí llegó nuestro Protector sin sospechar que Bolívar le
había tendido la trampa de apoderarse días antes de Guayaquil. Por
eso cuando su goleta Macedonia ancló frente al puerto y recibió
abordo la visita de los edecanes de Bolívar, tuvo que contener mal su
enfado al oír que lo invitaban a desembarcar “en territorio
colombiano”. El mensaje no podía ser más claro: Bolívar no estaba
dispuesto a negociar el puerto ni la gloria” (Morote, 2007, p.30).
“En ningún momento de las conversaciones San Martín protestó por la
pérdida de Guayaquil. Sobre este espinoso asunto se limitó a salvar la
cara y pidió que se celebrasen comicios libres para que el pueblo
decidiese su futuro, solicitud que Bolívar concedió, confiado que en el
peor de los casos la presencia de sus tropas y sus agentes conseguirían
la adhesión a Colombia” (Morote, 2007, p. 30).
“Lo que a San Martín le preocupaba principalmente era mantener el
orden de las cosas cuando desapareciese el virreinato. Quizá puede ser
discutible su idea de una monarquía constitucional, pero, como
Hobbes, lo que más temía era el caos. Un referéndum popular daría
respaldo jurídico a esta forma de gobierno. Bolívar, en cambio, decía
ser partidario de no consultar nada a la gente pues sentía “el respaldo
de los pueblos tras de sus decisiones” (Morote, 2007, p. 31).
“La discusión del segundo día de la conferencia la cuenta Liévano de la
siguiente manera: (…) El general argentino pensó en la posibilidad de
celebrar con Bolívar de quien tenía un concepto mediocre un tratado
de alianza que le fuera prestada como lo había hecho Chile
abnegadamente, entregándole reclutas y armamentos para engrosar
los cuerpos argentinos que actuaban con personalidad propia en el
Perú. De esta manera lograba adelantar con recursos de otros pueblos
una empresa continental que aparecía como argentina (…) En la
actitud de San Martín no había, pues, el altruismo y desprendimiento
Bolívar está en Quito y recibe una carta de San
Martín. Se van a reunir en Guayaquil. Bolívar le pide
a Sucre y Córdova para que diseñen una estrategia
para esa reunión.
Manuelita Sáenz le dice a Bolívar que la clave está en
entender cuál es el estado de San Martín. Le informa
que sufre de reumatismo y está abatido.
Bolívar afirma que esa información es valiosísima. Y
añade: “El general San Martín y yo tenemos una gran
diferencia de fondo. Él cree que Guayaquil debe
Pertenecer a Perú y yo creo que debe pertenecer a
Colombia.
Manuelita: Error gravísimo, porque históricamente
Guayaquil y Quito siempre han pertenecido a
Colombia, nunca a Lima.
Bolívar: Me alegra que también usted lo piense.
Manuelita: Yo creo que el general San Martín
quiere hablar del Perú. Él quiere establecer una
monarquía.
Bolívar: No he escuchado una estupidez más
grande. ¡Un reino en América! Nos pidió ayuda.
Pensé en devolverle la ayuda que nos dio, 1600
hombres.
Manuelita: Si el general San Martín quiere sacar a
todos los realistas que están alrededor de Lima, que
no son pocos, con 1600 hombres no lo va lograr. Él
quiere todo su ejército. Está muy debilitado.
Bolívar: No necesita mi ejército, me necesita a mí.
Manuelita: Pero nunca lo va a aceptar, porque el
general San Martín, puede estar débil, pero tiene
Mario Buenaventura Castillo Hilario
Volumen 5 | Número 2 | julio - diciembre| 2021 87
que le atribuyen sus panegiristas, sino astucia y habilidad política. (…)
Sobre estas bases, sin embargo, el entendimiento resultaba imposible.
Con discreción, pero con firmeza, así se lo dejó ver Bolívar,
manifestándole contrario a los intereses de su pueblo el procedimiento
de “poner las tropas de un estado al servicio del otro”. Fue entonces
posiblemente cuando San Martín insinuó, por reacción muy natural y
contradiciéndose con afirmaciones anteriores suyas dijo ‹‹que el
enemigo (España) es menos fuerte que él y que sus jefes, aunque
audaces y emprendedores, no son muy terribles››. (…) [Bolívar] sabía
al general argentino falto de fuerzas necesarias para decidir la
campaña del Perú y conocía que en Lima había ocurrido en esos días
un movimiento de insurrección contra el gobierno del Protector,
movimiento que había logrado bajo la dirección de Riva-Agüero
notables éxitos iniciales.
(…) Por lo tanto, sin ninguna clase de equívocos, Bolívar manifestó a
San Martín cómo a la satisfacción de conocerle personalmente,
agregaba ahora la de enterarse, por su boca, que la guerra en el Perú
no presentaba problemas insuperables para los ejércitos argentinos y
que con gusto le proporcionaría la división acantonada en Guayaquil,
cuyos efectivos ascendían a 1,800 hombres, los cuales, dadas las
afirmaciones optimistas del Protector, eran suficientes (…) San Martín
experimentó la dureza del golpe, pero nada pudo hacer para evitarlo:
1,800 hombres, como él y Bolívar sabían, poco aportaban a la solución
del problema militar del Perú. (…) Al atardecer, San Martín se anticipó
a poner fin a su última entrevista, en la cual habían naufragado todas
sus esperanzas, y anunció a Bolívar su propósito de partir
inmediatamente rumbo al Perú. El Libertador le informó que se había
organizado un baile en su honor para aquella noche y le solicitó aplazar
su partida (…). Esa noche pudo la sociedad de Guayaquil contemplar,
en la suntuosa sala de la Casa de Gobierno, en medio del brillo de los
uniformes, las de las damas y la animación general (…) San Martín frío,
reservado y cortés, recibiendo en uno de los ángulos del salón los
saludos y los homenajes; y a Bolívar, más alegre que nunca, danzando
con el entusiasmo que por el baile siempre se caracterizó. Hacia la
madrugada, San Martín hizo a comunicar a Bolívar su deseo de
retirarse y, acompañado por él, salieron discretamente y se dirigieron
al muelle donde estaba todo preparado para la partida (…) y San
Martín subió silenciosamente a la lancha que debía conducirlo al
Macedonia. Al amanecer del día 28, el barco levaba anclas rumbo al
Perú (Morote, 2007, p. 33).
“Lograda la independencia de Ecuador y previsto el retiro de San
Martín del gobierno, Bolívar tenía las puertas abiertas para ir al Perú.
No importaba si los peruanos lo quisieran o no, el Libertador sabía que
no podían lograr una pronta independencia sin su apoyo. A partir de
ese momento se dedicó con ahínco a formar un ejército para su
campaña y a socavar los gobiernos peruanos que sucedieron a San
Martín” (Morote, 2007, p. 33).
una soberbia enorme. Ustedes dos no caben en la
misma habitación.
Bolívar: Voy a llegar antes que el general San Martín
y mostrarle quién es el ejército patriota.
La serie muestra que Manuelita tenía mejor
estrategia que sus generales. Tenía información de
primera mano sobre San Martín, aquella que le
proporcionó Rosita Campuzano, amante de San
Martín.
Primer encuentro de Bolívar y San Martín
Afinando sus estrategias, ambos evalúan sus
fortalezas y debilidades.
O’Leary le informa a Bolívar que San Martín tiene 44
años
San Martín llega con Rosita Campuzano. Ella le
informa sobre Bolívar. Pero San Martín cree tener
más mérito. Bolívar tiene 38 años.
Bolívar: Yo tengo claro que Guayaquil pertenece a
Quito”.
Antes de empezar la reunión, Bolívar envía una nota
a Manuelita Sáenz. Bolívar y San Martín se reúnen a
solas, mientras el general Sucre, el coronel Córdova
y Rosita Campuzano los esperan.
San Martín le propone formar un ejército conjunto
para liberar lo que queda de América y que sea
dirigido por Bolívar.
Bolívar: ¿Y Usted?
San Martín: Estaría bajo su mando.
Bolívar: Eso no lo permitiría jamás, por
antigüedad.
San Martín: Y sobre Guayaquil, hay que hacer
elecciones para ver si la gente quiere pertenecer al
Perú, a Colombia o quieren ser independiente”.
Bolívar: “Siempre ha pertenecido a Colombia.
San Martín: ¿No le gusta la democracia?
Bolívar: No me gusta preguntarle a la gente lo que
ya es sabido.
San Martín: Piénselo.
Bolívar: Suponiendo que acepto su propuesta, ¿qué
clase de gobierno propondría?
San Martín: Una monarquía.
Bolívar: ¿Perdón?
San Martín: Usted no conoce la naturaleza de la
sociedad de Lima. Ellos no saben vivir sin castas.
Necesitan saber quién está arriba y quién está
abajo.
Bolívar: No liberamos a América para poner un rey
en el Perú.
San Martín: No sería un rey, sino un príncipe
independiente que venga de Europa. Le estoy
pidiendo que me crea, general. Otro tipo de régimen
no funcionaría en el Perú.
Bolívar: Pero si se volvieron patriotas con una
facilidad impresionante.
San Martín: Y se volverán realistas con la misma
facilidad.
San Martín está cansado de la discusión.
Bolívar: Ambas propuestas merecen meditarse.
Veámonos en unos días.
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San Martín después del primer encuentro
San Martín a Rosita Campuzano: Yo no tengo nada
que pensar. Yo sé exactamente lo que se necesita. El
que propuso todo fui yo.
Segundo encuentro de Bolívar y San Martín, en una
iglesia de Guayaquil
Aquí el diálogo:
Bolívar: Supongamos que le presto mi ejército y
¿qué viene después?
San Martín: Una monarquía.
Bolívar: Sería ridículo.
San Martín: Sería solo en el Perú. Ellos no están
preparados para una democracia.
Bolívar: Presidente vitalicio sería usted.
San Martín: La monarquía sería interina hasta que
poco a poco el Perú se transforme en una república.
Bolívar: Mi ejército no me perdonaría que le preste
para algo así.
San Martín: No estoy hablando con su ejército.
¿Usted cree que están preparados para gobernarse
solos?
Bolívar: Claro no. Se soluciona con un presidente
vitalicio”.
San Martín: No hay en el Perú una persona que
pueda ocupar ese cargo.
Bolívar: Usted.
San Martín: Yo soy un general. No tengo ni
pretendo tener un cargo en el gobierno. Tener los
dos cargos no es bueno. Mi aspiración es la
liberación definitiva, dejar organizados para que
ellos puedan decidir su futuro. Usted no me va a
prestar su ejército. Ya lo decidió la reunión pasada,
¿verdad?
Bolívar: Por qué no organiza un ejército.
San Martín: Yo tengo uno, pero no alcanza para
liberar el alto Perú. ¿Quieres que vaya pueblo por
pueblo y las armas y las municiones?
Bolívar: Todos hemos tenido que pasar por eso.
San Martín: No me dé s vueltas. ¿Me va a prestar
su ejército o no?
Después de su encuentro con San Martín.
Bolívar: El general decidió retirarse de la vida
pública. No tiene ni pretende tener un cargo. Ni
pretende ser el libertador de Perú.
O’ Leary: Triunfamos.
Bolívar: ¿Alguna vez lo dudó?
Después de su encuentro con Bolívar. San Martín a
Rosita Campuzano.
San Martín: Se acabó. Bolívar ganó la mano. Se cree
invencible. No me quiso prestar su ejército. Yo llego
hasta acá. Mi ejército no dala vida por el Perú.
Bolívar quiere ser el Libertador de América.
Mario Buenaventura Castillo Hilario
Volumen 5 | Número 2 | julio - diciembre| 2021 89
Tabla 7
Acontecimientos previos y la llegada de Bolívar al Perú
Subtexto
Intertexto (Episodio 43)
“Recordemos rápidamente los acontecimientos previos a la
llegada del Libertador. En junio de 1823, luego de estar en el
poder escasamente cuatro meses, el “golpista” Riva-Agüero
fue depuesto por el “golpista” Sucre quien, respaldado por
sus batallones fieles colombianos, presionó al Congreso para
que “exonerase” a Riva-Agüero de la presidencia y lo
nombrase a él Jefe Supremo de las fuerzas militares del Perú.
Pero Sucre era más que un joven militar de fortuna, era
también un político en ciernes que seguía al pie de la letra las
instrucciones de Bolívar. Ambos sabían que en poco tiempo
su nombramiento podría ser sujeto a críticas en el Congreso.
Es así como, sin renunciar a sus poderes, Sucre “delega”
algunos en Torre Tagle, un limeño aristócrata, débil y
manejable. Torre Tagle aceptó de agrado esas atribuciones
que no eran otras que ser mensajero de los colombianos.
Mientras tanto el país seguía dividido, tal como Bolívar había
anhelado, pues Riva-Agüero no renunció a la presidencia y
actuaba como tal desde Trujillo, respaldado por el ejército del
Norte y el del Sur. Para dar mayor realce a la figura de Torre
Tagle, el Congreso lo nombró presidente el 19 de agosto de
1823, aunque fuese Sucre quien siguiera gobernando
interinamente. Esto ocurrió cuando de antemano se sabía
que había tenido “éxito” la comisión del Congreso que fue a
ver a Bolívar para “invitarle” a venir al Perú, otorgándole todo
el poder político y militar según decreto del 19 de junio de
1823. Así pues, cuando Torre Tagle fue nombrado presidente,
Bolívar estaba en camino a Lima. El 1 de setiembre de 1823,
once días después del nombramiento de presidente de Torre
Tagle, Simón Bolívar lle a Lima siendo recibido con una
febril acogida rayana en la histeria colectiva. Los pueblos
oprimidos o desunidos o cobardes o mártires, siempre han
esperado un Mesías que los salve. En un menor o mayor
grado los limeños reunían todas esas condiciones” (Morote,
2007, p. 38).
“El entusiasmado e influenciado, o temeroso Congreso
entendió correctamente que lo que quería Bolívar era s
poder y lo nombró “Libertador”, con autoridad política y
militar en todo el territorio nacional” (Morote, 2007, p. 47).
Torre Tagle “amaba el mando no porque fuese ambicioso sino
por ostentación”. Basadre cuenta que “Como vana
compensación por la merma que había hecho en su jerarquía,
el Congreso acordó dar a Tagle una medalla con el nombre de
‹‹Restaurador de la representación soberana››” (Morote,
2007).
Torre Tagle “era una sombra del Poder (…) se tenía por el
primer hombre del Perú, y así se lo hacían creer sus
aduladores que le rodeaban, lo cual para su limitada
capacidad era suficiente” (Morote, 2007).
Bolívar es presidente de la gran Colombia, pero está en Quito.
Solicita permiso al Congreso para emprender una campaña
para liberar al Perú. Le envía esta carta al vicepresidente
Santander:
El presidente Riva Agüero traicionó a su patria aliándose con
los realistas, por eso consideran que la única solución posible
es el Ejército colombiano. Los realistas están por todos lados.
Argentinos y chilenos se niegan a ayudar. Aceptar no solo es
un mandato para ayudar al pueblo peruano, sino por la
impetuosa necesidad de conjurar toda amenaza realista a
nuestras causas patriotas.
Santander confabula para que el Congreso se oponga, pero
pierde, gracias a la intervención del general Urdaneta y el
voto del congresista Antonio Nariño. Finalmente, el Congreso
de la Gran Colombia aprueba la campaña de Bolívar.
Se ve a Bolívar atravesar las cordilleras a lado de Córdova y
O’Leary, mas no Sucre. Se supone que él se adelantó y está en
otra parte del Perú, porque, más adelante, cuando se diseña
la estrategia militar, hace una pausa y dice que le avisen
cuando llegue Sucre.
A su llegada, Bolívar es recibido por Torre Tagle, presidente
de la Junta de Gobierno del Perú. Él ha preparado una
hacienda en las afueras de Lima para que Bolívar se asiente
con su ejército. Torre Tagle le dice que las esperanzas de todo
el Perú están puestas en él.
Torre Tagle se ofrece a ayudarlo en todo. Se presenta muy
servil y sumiso frente a Bolívar. Va a informarle de todo a
Bolívar.
Bolívar espera la ayuda de Colombia. Ha pedido 12 mil
soldados. Tiene 5 mil soldados frente al ejército realista que
tiene 18 mil y están dos años en la sierra. Conocen el terreno.
El gobierno de Colombia le envía apenas 500 hombres.
Cuando Bolívar le pide a Torre Tagle que aporte a la guerra,
este se da cuenta de las debilidades de Bolívar y su ejército. Y
busca a los realistas. Va de incógnito al cuartel de los realistas
para informarle al virrey La Serna y al general Canterac de la
debilidad de Bolívar. Les sugiere que es el momento de
retomar Lima.
Después el ejército realista retoma Lima y Torre Tagle se
esconde.
El general La Mar va al cuartel de Bolívar a informarle que
Torre Tagle los traicionó y que el Congreso del Perú decidió
otorgarle todos los poderes.
Sucre: Pero si el general Bolívar ya tiene todos los poderes.
Lo que necesita son hombres y dinero.
La Mar: En este caso es distinto. Estamos hablando de
nombrarlo dictador del Perú. Para que pueda legislar, ordenar
y juzgar lo que él crea conveniente.
Bolívar: Vamos a expropiar a los enemigos, la iglesia tiene
que aportar, vamos a subir impuestos a los más pudientes y
los indígenas se unirán al ejército. Les vamos a entregar las
tierras expropiadas para que sus mujeres y sus hijos las
pongan a producir. Y así también tendremos cómo alimentar
al ejército. El ejército va a estar autorizado a llevarse todo.
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La Mar: ¿Cómo hacer para que los funcionarios no se roben
el dinero?
Bolívar: Todo funcionario que se le pruebe que se roba más
de diez pesos se someterá a la pena capital.
La Mar: ¿Muerto?
Bolívar: Muertos. El que roba al Estado va a morir. Señores,
el Perú va a ser libre y hasta el último de los españoles va a
tener que irse de América.
La aristocracia criolla no cree en Bolívar. Piensa que va perder
y morir. Y que deben apoyar la causa realista.
Tabla 8
Batalla de Junín y Ayacucho
Subtexto
Intertexto (Episodio 45)
“No sería exagerado decir que Bolívar obtuvo la
independencia del Perú en 1824 a pesar de la mayor parte de
los peruanos. También es justo afirmar que esa independencia
no la hubiera logrado sin el apoyo de una minoría peruana que
se sacrificó económicamente y físicamente, ofreciendo sus
vidas y haciendas por una causa en la que estaban confiados
en ganar con Bolívar o sin él” (Morote, 2007, p. 52).
“El reclutamiento de indígenas y campesinos para ir a pelear
en una guerra entre sus explotadores fue inmisericorde,
Bolívar decretó en el territorio norteño el reclutamiento de
niños mayores de 12 años hasta hombres de 40. Muchos de
ellos fueron enviados a reemplazar las bajas de los batallones
colombianos. Santa Cruz apresó a 2,000 hombres en la sierra
central que incorpoa su ejército. Estos eran los que habían
escapado al reclutamiento previo de los españoles” (Morote,
2007, p. 56-57).
“A todos los jefes militares Bolívar les ordena: Tomar todas las
alhajas de oro y plata de las iglesias para amonedarlas y
destinarlas a los gastos de la guerra; todas las piedras preciosas
y cuanto tenga valor en las iglesias, sin dejar en ellas, sino lo
más indispensable para el culto” (Morote, 2007, p. 57).
“Antes de cumplir el o de su llegada, Bolívar había reclutado,
equipado, entrenado y levantado la moral de un ejército de
12,000 hombres, dispuesto a enfrentarse al poderoso ejército
virreinal. Así, cuando el 2 de agosto de 1824 en las llanuras de
Rancas próximas a Cerro de Pasco, Bolívar pasó revista al
ejército patriota formado por soldados de la Gran Colombia,
peruanos, argentinos y chilenos, no tuvo ninguna duda de que
tenía el triunfo en sus manos. Convencido de eso lanzó su
famosa proclama:
¡Soldados! ¡Vais a completar la obra más grande que el cielo
ha podido encargar a los hombres: la de salvar un mundo
entero de la esclavitud! ¡Soldados! Los enemigos que vais a
destruir se jactan de catorce años de triunfos; ellos, pues, serán
dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en
mil combates. ¡Soldados! El Perú y la América toda aguarda de
vosotros la Paz, hija de la Victoria, y aun la Europa liberal os
contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es
la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois
invencibles.
Cuatro días después se dio la batalla de Junín donde la
caballería de Canterac cayó derrotada. En cuatro meses s,
Los realistas tomaron Lima y saquearon toda la ciudad.
El ejército realista está dividido. El general Olañeta se
sublevó a Canterac. Uno pretende desconocer al virrey La
Serna y el otro no.
Bolívar: Estamos listos antes de que se unan.
Bolívar apuesta un ataque sorpresa.
El discurso de Bolívar:
¡Soldados!, pronto vamos a completar la obra más grande
que el cielo ha podido encargarle al hombre: salvar a un
mundo entero de la esclavitud!
¡Que viva el general Bolívar! ¡Que viva la patria libre!
¡Libertad!
¡Ustedes!, van a destruir a un enemigo que se jacta de
catorce años de triunfos, pero no sabe de cuántas batallas
han salido victoriosas sus armas. El Perú y la América entera
espera de ustedes paz y esa paz es hija de nuestra victoria.
Hasta la Europa liberal nos ve con encanto porque la libertad
del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¡Libertad!
Los realistas subestimaron a Bolívar. El general Canterac fue
derrotado, pese a su superioridad numérica.
Ante la desautorización de Bolívar por parte del Congreso de
la Gran Colombia, designa a Sucre para que comande el
ejército.
Recuperar Lima fue fácil.
Sucre le escribe a Bolívar después de la batalla de Ayacucho:
Esperamos la tarde y le hicimos pensar que desistíamos. En
la noche enviamos a nuestros hombres con antorchas para
simular que nos retirábamos, mientras otros iban al frente.
Tenemos más de 200 prisioneros. El virrey La Serna y todos
los generales y mariscales. En este momento marcho hacia
el Alto Perú a fin de que no quede ni un solo realista en
América.
Bolívar: En Bogotá no creo que se alegren. Pensé que antes
teníamos causas comunes. No estoy seguro de la gratitud
hacia lo que hemos hecho.
Bolívar hace una fiesta.
La Mar: ¿Le parece bien las personas que invitamos,
general?”
Bolívar: Sí, sí. Estoy viendo que acá cuando se hace una
fiesta, sea realista o patriota, siempre son los mismos
invitados.
Mario Buenaventura Castillo Hilario
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el 9 de diciembre de 1824, los españoles fueron derrotados en
Ayacucho. El Perú quedó libre después de tres siglos de
dominio español. Atrás quedó el precio por esta
independencia, es decir, atrás quedaron los saqueos, los robos,
los cupos de guerra, la conscripción forzada, la “política de
tierra arrasada” que dejó en la miseria a una nación opulenta.
Todo esto se olvidó. El triunfo que consiguió Bolívar hizo que
las penas se disipasen en ese momento. El fin justificó los
medios” (Morote, 2007, p. 60).
La Mar: Esto es absolutamente cierto, aunque hay personas
que definitivamente tuvieron que salir.
Bolívar: ¿Quién es el señor Hart?
La Mar: Hart es un americano miembro prestante de la
armada de su país y está invitado con dos de sus hijas.
Tabla 9
La Constitución vitalicia
Subtexto
Intertexto (Episodio 46)
“Según estos historiadores la Constitución Vitalicia escrita por
Bolívar era un término medio entre la monarquía y la “república
jacobina” que propició la constitución liberal de 1823, cuando a
todas luces lo que proponía era una monarquía absolutista
disfrazada de república” (Morote, 2007, p. 212).
“El Libertador no podía echarse atrás, el proyecto monárquico
de San Martín había sido rechazado abrumadoramente y el
mismo Bolívar se mostró en numerosas ocasiones
meridianamente opuesto a ello. Erguirse rey estaba totalmente
descartado, por ello el Libertador creó una aparente República
con la figura Presidente Vitalicio, quien tendría las mismas
atribuciones y privilegios de un rey absolutista sin ser llamado
tal. En otras palabras: diseñó un burdo engaño que ha durado
demasiados años en nuestras bibliotecas y conciencias. Uno
podría aventurase a afirmar que la atracción que tienen los
peruanos por un mandatario “fuerte”, por el tirano, es
francamente atávica, de otro modo no se explicaría tantos años
de opresión militarista. En la constitución bolivariana el poder
del Presidente Vitalicio sobrepasaba a la de un rey
constitucional como el del Reino Unido y era más próximo al de
un rey absolutista, como el rey “felón” Fernando VII que reinaba
en esos tiempos” (Morote, 2007, p. 212).
En una escena se muestra a Bolívar reflexionando frente a
Manuelita Sáenz: La Constitución vitalicia hecha en Perú
es porque el pueblo requiere orden. San Martín ya se había
dado cuenta. [En Guayaquil San Martín le propuso una
monarquía, pero Bolívar, la rechazó]. Nuestras reformas no
son suficientes. El resultado no es bueno. La libertad no han
sabido manejarla. Añoran la época en la que había un rey
que le decía qué hacer. Creímos que bastaban con darle la
libertad. No basta. San Martín se dio cuenta. La gente
necesita un grupo de gente que lo dirija. La Constitución de
Cúcuta no era real. Está basada en sueños.
Santander y la élite colombiana cuestionan la Constitución
vitalicia y defienden la de Cúcuta. Critican el poder absoluto
del presidente vitalicio y lo consideran semejante al de un
rey.
Tabla 10
Últimos días de Bolívar en Perú y su salida
Subtexto
Intertexto (Episodios 46, 47, 48)
“La elección fraudulenta de Simón Bolívar como Presidente Vitalicio del Perú,
así como su respectiva Constitución duró apenas 48 días. No fue,
desgraciadamente, debido a las presiones de peruanos, ni a los amotinados
colombianos que se levantaran en armas contra Bolívar porque habían recibido
dinero de los aristócratas limeños, como supone el historiador colombiano
Liévano Aguirre. Qué orgullo tendríamos en decir que fueron los mismos
peruanos quienes pusieron rmino a la dictadura. No, los peruanos poco
tuvieron que ver con el derrocamiento bolivariano” (Morote, 2007, p. 214).
“Fueron las mismas tropas colombianas quienes depusieron a sus jefes en
Lima, los tomaron presos, y los enviaron de regreso a su patria, dejando libre
al Perú de sus opresores. Varias fueron las razones para el levantamiento en
Lima de la División Colombiana, muchas de ellas de poco lustre político.
La señora de Cortázar escribe desde Lima a
Elsa, su hermana que está en Inglaterra: En
Lima, la gente no habla más que de Bolívar y
su amante. Pero lo detestan y esperan que
se vaya.
Bolívar se va del Perú, porque lo han
llamado para apaciguar a los rebeldes que
quieren separar a Venezuela de Colombia.
A la partida de Bolívar, la moral del ejército
se debilita. Sufren hambre y no tienen
salarios. Las promesas que les hicieron no
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Aunque los colombianos recibían mejores pagas que las tropas peruanas, sus
salarios estaban atrasados, incluidos los premios otorgados por el Congreso a
los vencedores de Ayacucho. A esto ádase el malestar creado por la
diferencia astronómica entre lo que recibía la tropa y lo que ganaban sus jefes”
(Morote, 2007, p. 215).
“Sin embargo, el factor desencadenante del levantamiento vino desde
Colombia, el largo brazo de Santander soterradamente azuzó a las fuerzas
colombianas a rebelarse en el Perú contra sus jefes, que eran en su mayoría
venezolanos. Sabía muy bien Santander que, si la presidencia vitalicia de
Bolívar tenía éxito en el Perú, podía extenderse a Colombia. Por el contrario, si
el Perú se revelara contra Bolívar, la presencia del Libertador en Colombia se
debilitaría gravemente y no podría recuperar la presidencia a la que Santander
siempre aspiró. El ajedrez político fue jugado sagazmente por el vicepresidente
colombiano, socavó la retaguardia del Libertador rebelando contra él a las
veteranas tropas colombianas vencedoras de Junín y Ayacucho. Fue así como
el 26 de enero de 1827, el coronel colombiano José Bustamante encabezó a los
rebeldes que tomaron presos a los jefes venezolanos, incluyendo al fiero
general Jacinto Lara, y ocuparon el Palacio de Gobierno, la Plaza de Armas y
varios emplazamientos claves. Ese día el Consejo de Gobierno, salvo Pando, se
encontraba con otros altos funcionarios y autoridades veraneando en el
balneario de Chorrillos. José Pando, que era el único miembro del Consejo que
estaba en Lima, intentó ingresar a Palacio en su calidad de ministro del Interior,
pero lo único que consiguió fue ser despedido con cajas destempladas por los
colombianos. Se le urgió tomar su caballo y dirigirse a Chorrillos. Los rebeldes
sólo querían mantener comunicación con el Presidente del Consejo de
Gobierno, general Santa Cruz, pero no con sus ministros” (Morote, 2007, p.
216).
“Una de las primeras decisiones que tomaron las tropas colombianas y el
Cabildo de Lima fue deshacerse de los generales venezolanos. Fue así como a
los pocos días todos ellos fueron embarcados rumbo a Colombia. La era
bolivariana había llegado a su fin. No obstante, el cónsul colombiano y la fiel
amante de Bolívar, Manuelita Sáenz, que se había quedado
momentáneamente en Lima, complotaron e intentaron seducir a las tropas
colombianas con ofertas de dinero en “cantidades muy crecidas” según un
testigo de la época. Todos los esfuerzos por cambiar el rumbo de los
acontecimientos no llegaron a prosperar y finalmente, el 18 de marzo de 1827,
las tropas colombianas partieron del Callao para no regresar jamás” (Morote,
2007, p. 217).
“Bolívar, que se encontraba en Venezuela tratando de evitar su independencia
de la Gran Colombia, comenzó a desconfiar inmediatamente del apoyo de los
mandos colombianos” (Morote, 2007, p. 217).
les cumplieron. Manuelita Sáenz intenta
ganarse a los solados.
La familia Cortázar es la familia aristocrática
que va de un bando a otro. Fueron realistas,
después patriotas. A penas sale Bolívar
llaman a Bustamante para poner al ejército
de su lado y contra Bolívar.
El coronel colombiano Bustamante alienta al
ejército contra Bolívar. La Mar está enfermo
en la guarnición y sin capacidad de actuar.
Finalmente, deportan a Manuelita Sáenz, al
general Córdova y a muchos otros del
ejército de Bolívar.
Santander está en contra de la Constitución
Vitalicia y teme que Bolívar llegue a ser el
presidente de toda Sudamérica. Bolívar
tampoco confía en Santander.
Discusión
Bolívar, una lucha admirable tiene muchas imprecisiones geográficas, lingüísticas e históricas respecto al
Perú, tales como: el lugar (se supone Rancas), donde está el ejército patriota antes de la Batalla de Junín,
se encuentra en medio de una vegetación frondosa; las pampas de Junín están rodeadas de árboles; la
aristocracia limeña habla con acento colombiano; el general La Mar habla con acento colombiano; Bolívar
atraviesa Los Andes para llegar al Perú; el Ejército de Bolívar se asienta a 7 kilómetros de Lima, etcétera.
Asimismo, presenta a un Simón Bolívar separado de la política peruana. Aparece como el general y su
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ejército que han llegado al Perú para liberarlo casi sin intervenir en el gobierno. Sin embargo, el valor de
la serie, como toda serie o telenovela histórica, no está en la exactitud geográfica ni histórica, sino en la
explicación y la interpretación global de los hechos. Muestra una interpretación posible apoyándose en
datos recogidos por los historiadores.
Así, de la serie se desprenden las siguientes conclusiones respecto al Perú: a)Bolívar era un gran militar,
pero también un político; b) Bolívar fue decisivo para la independencia del Perú; c) Bolívar independizó al
Perú a pesar de los peruanos; d) Bolívar despreció la actitud acomodaticia de la clase gobernante del Perú;
e) Bolívar anexó Guayaquil a Colombia y redujo el territorio peruano; f) Bolívar se impuso a San Martín en
la conferencia de Guayaquil; g) Bolívar creó Bolivia con una parte del territorio del Perú; h) la clase
dirigente del Perú llamó a Bolívar, lo respaldó y conspiró contra él; i) la fragilidad institucional de la
República del Perú fue casi extrema, que se vio en el cambio permanente de presidentes, en la concesión
de todos los poderes a Bolívar y en las medidas contra la corrupción que dio el general; j) el Perú
contribuyó con soldados para que Sucre ganara la batalla de Pichincha y Bolívar independizara Quito; k)
Bolívar impuso una Constitución Vitalicia, pero no duró mucho tiempo; y l) Bolívar no regresó al Perú,
porque fue traicionado por sus propios oficiales colombianos.
Estas mismas conclusiones también las encontramos en el libro de Herbert Morote y se evidencian en las
relaciones intertextuales halladas. También, se relacionan con otros textos de historia del Perú.
Subrayamos tres de las intertextualidades más importantes: la independencia peruana, la
institucionalidad del Estado peruano y la corrupción.
La independencia peruana
A la pregunta ¿la independencia del Perú fue concedida, concebida o conseguida?, la telenovela responde:
fue concedida por dos extranjeros. San Martín la empezó, pero Bolívar la concluyó. En esto coincide con
Herbert Morote:
La verdad es que la independencia nos fue impuesta por extranjeros. Primero, por la expedición
libertadora de San Martín, y luego por el genio militar de Bolívar, ambos jefes vistos con buenos
ojos por Inglaterra y ayudados por ella con eficientes súbditos reclutados por los patriotas y
préstamos para financiar las campañas (Morote, 2007, p. 21).
Historiadores como Heraclio Bonilla también sostienen que la independencia del Perú fue concedida mas
no obtenida, entre otras razones, porque la clase acomodada del país tenía privilegios en el sistema
colonial a los que no quiso renunciar.
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Si en Buenos Aires y en Caracas la aspiración a la independencia de la burguesía criolla nac del
deseo de superar su inferioridad política y alcanzar en este campo la hegemonía plena para
hacerla conciliable con su poderío económico, ello no ocurrió ni podía ocurrir en el Perú. Toda la
fuerza anterior de la clase hegemónica peruana, por el contrario, se nutrió de su vinculación con
la metrópoli. Internamente no existieron ni las bases materiales ni los fundamentos ideológicos
que impulsaran la liberación. Tal vez más bien, la esperanza de un reforzamiento de la situación
colonial y lamentos por el esplendor perdido (Bonilla, 2015, p. 46).
Desde Lima se enviaron fuerzas para acabar con las juntas independentistas en lugar de apoyarlas. Se
trató de sofocar todo brote rebelde, a diferencia la burguesía criolla de Venezuela y Argentina.
En el Perú, la situación fue diametralmente opuesta. No solo las juntas no se llegaron a formar,
sino que desde aquí se enviaron tropas para reprimir los ensayos realizados por los criollos de La
Paz y Quito para constituir tales juntas (Bonilla, 2015, p.47).
Así, Bolívar, una lucha admirable presenta la independencia del Perú y Bolivia como un hecho
protagonizado por dos extranjeros y no como un logro de peruanos y bolivianos. Esto, hasta cierto punto,
como se ha señalado, es compartido por varios historiadores. Sin embargo, esta posición omite referirse
a los movimientos anticolonialistas realizados por mestizos e indígenas del Alto y Bajo Perú.
“En el Bajo y Alto Perú, la trayectoria anticolonial fue más nítida, y consecuente, que en el caso
de la capital del virreinato” (O’Phelan, 2015, p. 212). “La postura crítica anticolonial parece
haberse introducido en Lima desde fuera. Primero a través de la infiltración de los programas del
sur andino, y luego teniendo por portavoces a San Martín y Bolívar” (O’Phelan, 2015, p. 212).
La institucionalidad del Estado peruano
Bolívar, una lucha admirable muestra un Estado colombiano en construcción: el presidente Bolívar
delegando funciones, el vicepresidente Santander preocupado en gobernar, el Congreso, la Constitución
de Cúcuta, la Casa de la Moneda, los programas de educación, entre otras instituciones. En cambio, en el
Perú casi no se ve al Estado o se ve muy débil. El presidente Torre Tagle recibe a Bolívar en un cuartel
acondicionado para El Libertador y se presenta siempre solícito y sumiso para informarle. Bolívar es
nombrado dictador por el Congreso, pero solo se ve el momento en que se entera. Bolívar es el Presidente,
pero siempre está en el cuartel, tomando decisiones bélicas. Así, la serie muestra a un Estado peruano
casi inexistente.
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Esto no es ajeno a la historiografía conocida. Entre 1821 y 1830 se cambiaron de gobernante 22 veces,
dos gobernantes por año, 11 personas diferentes se alternaron en el poder. Cuando Bolívar llegó
gobernaba Torre Tagle. Y mientras Bolívar era el presidente, delegó sus funciones a: José Domingo de la
Mar Cortázar, Hipólito Unanue Pavón y Andrés de Santa Cruz Calaumana. Esta ausencia del Estado y la
sobrepresencia de Bolívar ha llevado a decir a historiadores que Bolívar dejó a un conjunto de caudillos
militares que querían emularlo.
Otros pagos por nuestra independencia el año 1824 fueron: el continuo atropello a la
Constitución, el mancillamiento del parlamento, la traición a la población indígena, la restauración
de la esclavitud, y lo peor de todo peor aun que la pérdida de la mitad del territorio nacional
fue el mal ejemplo de caudillaje militar que dejó un Libertador quien, a pesar de su carisma,
indudable genio e inteligencia, no fue capaz de comprender que el Perú no necesitaba un modelo
como él ni como el de Napoleón ni el César, sino como el de Washington o Jefferson. Por eso
Bolívar al morir no dejó ni herederos ni herencia, sólo burdos imitadores y caos (Morote, 2007, p.
17).
Esta debilidad institucional caracteriza al Estado peruano aún hoy. Pese a que se ha avanzado, todavía
existen muestras de la precariedad de las instituciones.
La corrupción
La telenovela Bolívar, una lucha admirable muestra a Bolívar desde un punto de vista heroico, épico:
general desinteresado por él mismo y por su familia y más preocupado por la emancipación de los pueblos.
Sin embargo, da pie a inferencias. Por ejemplo, cuando Bogotá le niega soldados y recursos económicos,
solicita a los peruanos que pongan su parte. Y cuando lo nombran presidente, da medidas para recaudar
fondos. ¿Cómo hizo un ejército recién llegado para recaudar y manejar lo recaudado? ¿Cómo hizo un
Estado peruano casi inexistente para apoyar en esa recaudación y en la administración de lo recaudado?
Las respuestas se pueden inferir a partir de medidas como la pena de muerte para los corruptos dadas
por el Bolívar de la telenovela. No hay pena sin delito.
Los historiadores han señalado que la corrupción es un mal congénito de la República peruana. Desde los
comienzos, no se evitó ni se combatió con eficacia.
El general Simón Bolívar, cabeza de la campaña final que venció al ejército realista en el Perú,
también tomó parte en las dañinas prácticas de expropiación local y abuso de autoridad. Bolívar
y su dedicado ministro José Faustino Sánchez Carrión decretaron, en el periodo 1824 -1825, la
confiscación de las rentas y la expropiación subsiguiente de quienes se hubiesen refugiado en la
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fortaleza del Real Felipe en el Callao, el último bastión desesperado de españoles y criollos
recalcitrantes. Sánchez Carrión recibió varias propiedades como recompensa a sus fieles servicios.
Bajo condiciones de extrema penuria fiscal y endeudamiento, un Congreso servil recompensó a
Bolívar en 1826 con más de un millón de pesos (Quiroz, 2013, p. 105).
Los invasores que vinieron a proclamar la libertad y la independencia eran crueles, rapaces,
carentes de principios e incapaces. Sus malos manejos, su despilfarro y su sed de saqueo pronto
alienaron los afectos de los habitantes (Quiroz, 2013, p. 106).
Dos siglos después, la corrupción todavía es uno de los mayores problemas del Perú. Los últimos seis
presidentes en la cárcel o acusados de corrupción muestran el nivel de deterioro moral e institucional.
Conclusión
Se encontraron las siguientes relaciones intertextuales: citas y alusiones. Existen semejanzas en la
presentación global de Simón Bolívar en relación con el Perú; la Batalla de Pichincha; la entrada de Bolívar
a las ciudades; las situaciones previas y el encuentro en Guayaquil entre Simón Bolívar y San Martín; los
acontecimientos previos y la llegada de Bolívar al Perú; las batallas de Junín y Ayacucho; la Constitución
vitalicia; y los últimos días de Bolívar en Pey su salida.
La serie televisiva Bolívar, una lucha admirable reafirma la idea, compartida por muchos historiadores,
que la independencia del Perú fue concedida” por los extranjeros, por los ejércitos de San Martín y
Bolívar. Omite referencias a los movimientos anticolonialistas que se desarrollaron en el Bajo y Alto Perú
en el siglo XVIII y los primeros años del XIX.
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