Consumo de alimentos chatarras y actitudes
alimentarias en universitarios
Consumption of scrap foods
and food attitudes of higher level students. University
Mely
Ruiz-Aquino [1]
Henry Acero Valdez [2]
Lucy
Arce Allende [3]
Rubén Darío Alania Contreras [4]
ACEPTADO: 29 DE NOVIEMBRE DE 2017
Resumen
Objetivo. Determinar la relación entre el consumo de alimentos chatarra y las
actitudes alimentarias en los estudiantes de la Universidad de Huánuco. Métodos.
el estudio fue de tipo observacional, analítico y transversal; con diseño
correlacional. La población estuvo constituida por 1342 universitarios de
Ciencias de la Salud; cuya muestra seleccionada probabilísticamente y
estratificada fueron 298 estudiantes; a quienes se les aplicó una guía de
encuesta, un cuestionario de consumo de alimentos chatarras y una escala de
actitudes alimentarias previamente validadas y fiabilizadas.
Se aplicaron las consideraciones éticas de la investigación. Se realizó
análisis descriptivo e inferencial mediante el coeficiente de correlación de
Rho de Spearman, previa prueba de normalidad de kolmogorov-Smirnov.
Resultados. El 79, 3% (237) de la muestra, evidenció consumo de
alimentos chatarras. Un 75,6% (226) percibieron actitudes alimentarias
positivas. En el análisis de correlación global, entre las variables: consumo
de alimentos chatarras y actitudes alimentarias, hubo correspondencia
significativa de nivel bajo (Rho = 0, 174 y p = 0,003); también, con la misma
tendencia, hubo relación entre el consumo de alimentos chatarras y la dieta,
como dimensión de las actitudes alimentarias (Rho = 0,195 y p = 0,001). No hubo
correlación entre el consumo de alimentos chatarras con las dimensiones de las
actitudes alimentarias: rasgos de bulimia, preocupación por la comida y control
oral.
Conclusión. Existe baja relación significativa entre el consumo de alimentos
chatarra y las actitudes alimentarias de los estudiantes universitarios, por lo
que se debe implementar políticas de alimentación saludable en el contexto
universitario.
Palabras clave: alimentos chatarra, actitudes alimentarias, autocuidado de la
alimentación, prevención
Abstract
Objective: To determine the relationship between the consumption
of junk foods
and the alimentary attitudes in the students of the
University of Huánuco; in
2014. Methods: the study was observational,
analytical and cross-sectional;
with correlational design. The population
consisted of 1342 university students of Health Sciences;
whose sample was selected probabilistically
and stratified were 298 students to whom
it was applied:
an interview, a questionnaire
of junk food
consumption and a scale of food attitudes;
previously validated and reliable. The ethical
considerations of the investigation were applied. Descriptive
and inferential analysis was carried out
using the Rho correlation coefficient of Spearman, after normality of kolmogorov-Smirnov, supported by the
SPSS V19. Results: 79, 3% (237) of
the sample, indicated consuming junk foods. 75.6% (226) expressed positive food attitudes. The overall correlation was analyzed between
the variables: junk food consumption and food attitudes, obtaining a significant low level correspondence
(Rho = 0, 174 and p = 0.003); also, with the same
tendency, between the consumption of junk foods
and diet as a dimension of dietary attitudes
(Rho = 0.195), this being significant (p = 0.001). There was no correlation between the consumption
of junk foods
and the dimension traits of bulimia- concern for food
and oral control as part of
the food attitudes.
Conclusions: There is a low significant
relationship between the consumption of junk foods
and the nutritional attitudes of university
students, which is why healthy
eating policies must be implemented.
Keywords: junk foods, food attitudes, self-care of food,
prevention
Introducción
En
la mayoría de las ocasiones comemos no para alimentarnos, sino para mitigar el
hambre y cuando escuchamos hablar de la necesidad de una alimentación
saludable, se suele pensar en una dieta aburrida e insípida que nos impide
consumir nuestros alimentos favoritos, principalmente los ricos en grasas,
harinas o azúcares (Oliva Chávez & Fragoso Díaz, 2013). De acuerdo con recientes investigaciones, la alimentación inadecuada del
ser humano, no sólo afecta la apariencia física, sino que altera el
funcionamiento global del cuerpo. Algunos estudios epidemiológicos
muestran que, aunque en ocasiones la población está informada y conoce los
conceptos básicos de una alimentación saludable, estos conocimientos no se
traducen en consumos reales de alimentos que formen parte de una dieta
equilibrada. No se ponen en la práctica los conocimientos aprendidos (Montero
Bravo, Úbeda Martín, & García González, 2006).
Un componente principal para una alimentación
saludable son las conductas y las actitudes que influyen directamente en el
estado nutricional y en los hábitos alimentarios de los individuos
pertenecientes a diversos grupos etarios (Álvarez Munárriz & Álvarez de Luis,
2009); en
los jóvenes suele expresarse en la cultura de la delgadez. Actualmente nos
vemos inmersos en los estereotipos de un cuerpo excesivamente delgado, que
pueden desencadenar una serie de valores y normas que determinan una cadena de
comportamientos relacionados con la talla, peso y figura corporal,
comportamientos que, con alta probabilidad, conducirán a actitudes alimentarias
negativas que podrían desencadenar algún trastorno alimentario.
El alimento
chatarra, conocida también como rápida o basura, por su alto contenido calórico
y bajo valor nutritivo, poseen alto contenido energético, elevados niveles de
grasa, hidratos de carbono, sodio y otros condimentos; comúnmente son aquellos
alimentos de bajo valor nutritivo (Oliva Chávez & Fragoso Díaz, 2013).
En la actualidad, los alimentos
chatarra se han convertido en parte de los hábitos alimentarios de nuestra
sociedad, siendo un factor determinante de problemas de sobrepeso y obesidad, y
de enfermedades crónicas no transmisibles, que atentan contra la buena salud
que deberían gozar los estudiantes para un óptimo rendimiento académico y
calidad de vida (Tamayo
Caballero et al., 2016).
Los expertos
en salud y nutrición así como Tamayo
Caballero et al., (2016); consumir este tipo de comida ocasionalmente o de
forma esporádica, no llegaría a producir problemas serios; pero un consumo de
más de 2 veces por semana, cuando se convierten en un hábito continuo, podrían producir
riesgo para la salud provocando lesiones y enfermedades en el organismo debido a
que contiene sustancias tóxicas como: conservantes, saborizantes, colorantes,
estabilizantes, alto contenido calórico, grasa trans, y un excesivo contenido
en sal y azúcar. El exceso de energía, favorecen o promueven el
incremento de peso corporal.
Por otro lado, las actitudes alimentarias son acciones que establecen las
relaciones del ser humano con los alimentos. Las actitudes frente a la
alimentación se adquieren a través de la experiencia directa con la comida, por
la imitación de modelos, la disponibilidad de alimentos, el estatus social, los
simbolismos afectivos y las tradiciones culturales (Domínguez Vásquez, Olivares, & Santos,
2008). Es
importante tener una cierta actitud frente a determinados alimentos para así
controlar lo que ingerimos y mantener una buena salud y un correcto peso (Vitónica).
En los últimos años, tanto
en América Latina como en el Perú; por los importantes cambios en las
condiciones de vida, los hábitos de alimentación han sufrido transformaciones,
pues se ha observado un aumento considerable de actitudes alimentarias
negativas. Éstos comprenden las alteraciones conductuales: unos directamente
relacionados con la dieta, bulimia y preocupación por la comida y control oral (Urzúa, Castro, Lillo, & Leal, 2011), entre otros. En
la vida diaria se encuentra un gran número de jóvenes que no tienen una cultura
alimenticia y como consecuencia tienen problemas graves de obesidad y
sedentarismo.
Según
observaciones sistematizadas por Burga Guzmán, Sandoval Rubiños, & Campos Bravo,
(2017), el alimento
chatarra está más que popularizada y es culpable de la falta de apetito en
muchas personas, en especial en los jóvenes, ya que ellos son capaces de tomar
decisiones y elegir libremente qué comer, sin mucha supervisión de los padres
para quienes es más "cómodo" darles dinero. En este contexto, Morales,
Del Valle, Soto, & Ivanovic, (2013) sostienen que los estudiantes
universitarios se encuentran en una etapa del ciclo vital clave para la
adopción de estilos de vida, que practicarán en el ámbito familiar, social y
laboral. Durante la vida universitaria los estudiantes adquieren mayor
autonomía y asumen la responsabilidad de su autocuidado con implicaciones
positivas y negativas, por lo cual se convierte en una etapa crítica para el
desarrollo de sus estilos de vida; a su vez los universitarios, son sometidos a
condiciones particulares al ingresar al sistema universitario caracterizados
por presentar poco tiempo para comer, saltarse comidas frecuentemente, comer
entre horas, alto consumo de comida rápida, entre otros.
Espinoza, Rodríguez, Gálvez, &
MacMillan, (2011); explican que
los estudiantes que provienen de lugares lejanos, empeoran su estilo de
alimentación, producto de la falta de tiempo, para cocinar, comer o conocer la
preparación de alimentos saludables que probablemente en sus casas
acostumbraban a consumir en su etapa escolar.
Respecto a la magnitud del
problema estudiado, la Universidad de Harvard
acusan a las papas fritas como las principales responsables del sobrepeso, más
que las golosinas y el helado, el estudio realizado a 120,877 personas que no
eran obesas cuyo peso fue medido cada cuatro años, hicieron la relación que por
15 papas que comían (160 calorías) aumentaban 0,77 Kg, el tipo de la
preparación intervino mucho ya que las llamadas papas a la francesa engordaban
más que otras, así también las gaseosas que agregaban a medio kilo cada cuatro
años (Strategic
Research Center).
El estudio desarrollado en
Bolivia, por Tamayo Caballero et al., (2016),
hallaron que 36% de las personas encuestadas que viven con sus familiares,
consumen una vez por semana bebidas gaseosas, un 29% consumen dos veces por
semana y viven con sus padres. Un dato alarmante es que 43% consume más de dos
veces por semana y viven solos frente al mínimo 14% que no consume gaseosas y
viven solos. Un 50,72 % de la
población femenina almuerza comida chatarra frente a 48,38% de varones, un
24,63 % de mujeres y un 19,35% de varones reemplazan su merienda saludable por
comida chatarra, y, llama la atención que 12,90% de la población masculina
reemplaza su cena por comida chatarra y que un 9,67% reemplaza su desayuno por
alimentos de bajo aporte nutricional, esto pone en cuestionamiento el
rendimiento académico. Además, el ser estudiante universitario condiciona a que
permanezca en un estrés constante y que la disponibilidad económica lleve a
remplazar tiempos importantes de comida optando por alimentos de menos costos y
con baja calidad de nutrimentos.
Conocer la problemática nutricional de jóvenes tiene
mucha importancia pues se trata de una etapa de la vida en las que la nutrición
tiene un impacto importante y las campañas de educación nutricional todavía
pueden ser efectivas en la adquisición de hábitos alimentarios saludables (Vidal Marín, Díaz Santos Dueñas, Jiménez
Serrano, & Quejigo García, 2012), en este contexto, la presente investigación cobra relevancia puesto que
los trastornos alimentarios y el consumo de comida chatarra son temáticas que
repercuten en la salud de todo individuo (Hidalgo & Güemes, 2011).
En
consecuencia, el interés por estudiar el consumo de comida chatarra y las
actitudes alimentarias partió por el convencimiento de la alimentación
inadecuada (principalmente la comida chatarra) daña la salud de todos aquellos
que infringen, y porque generan problemas metabólicos (Oliva Chávez & Fragoso Díaz, 2013). Por
ello, resulta necesario identificar el problema del consumo de
comida chatarra en los estudiantes universitarios, sobre todo los estudiantes
de la Facultad de Ciencias de la Salud, ya que ellos serán los futuros
profesionales de la salud quienes serán los responsables de promover la
práctica de actividad física y la correcta alimentación en el individuo,
familia y comunidad. Además, es probable que las medidas de intervención frente
al cambio de actitudes son mucho más viables en este grupo de población. Al respecto el Ministerio de Salud (MINSA) de Perú, señala
algunas alternativas de soluciones para mitigar la problemática que se estudia,
como empezar una alimentación adecuada y actividad física regular acompañado de
la voluntad y el interés de la persona de modificar sus hábitos y
comportamientos.
En base a la situación antes mencionada, se presenta
esta investigación que tuvo por objetivo determinar la relación entre el
consumo de alimentos chatarra y las actitudes alimentarias en los estudiantes
de la Universidad de Huánuco.
Método
La población estuvo constituida por 1342 estudiantes de la Facultad de
Ciencias de la Salud de la Universidad de Huánuco, Perú.
Se seleccionó una muestra
conformada por 299 estudiantes, de los programas académicos de la Facultad de
Ciencias de la Salud (psicología 41, obstetricia 41, odontología 91 y
enfermería 125), seleccionados mediante el muestreo probabilístico por
estratos.
Recolección de
datos
Para el presente estudio se
consideró a todo estudiante que cumplía estuvieron matriculados, durante el semestre
II del 2014, cursando del tercer ciclo en adelante, con asistencia regular a
las clases. Se aplicó una guía de encuesta sociodemográfica, un cuestionario
del consumo de alimento chatarra y una escala para determinar las actitudes
alimentarias (ETA-26) siendo éste último, un
instrumento multidimensional con excelente confiabilidad, sensibilidad y
especificidad, para el cribado de posibles trastornos alimentarios en población
de riesgo; los cuales fueron previamente validados y fiabilizados
en nuestro contexto.
Las variables de
caracterización en estudio, incluyeron las características, sociales,
académicos y antropométricos. La variable consumo de comida chatarra, fue
dimensionada en el consumo de alimentos con alto contenido de energía / azúcar,
consumo de alimentos con alto contenido en grasas. Y la variable actitudes
alimentarias (ETA 40), tuvo en cuenta las dimensiones: dieta, bulimia,
preocupación por la comida, y control oral.
En
el análisis descriptivo, se calcularon las frecuencias absolutas y relativas de
las variables categóricas. Se categorizaron las variables numéricas edad. En el análisis inferencial
(contrastación de hipótesis) se aplicó el coeficiente de correlación Rho de
Spearman, previa prueba de normalidad de Kolmogorov-Smirnov, se consideró un p<0,05 como
significativo, apoyados en el PASW V15.0.
Previo a la aplicación de los
instrumentos documentales, se aplicaron las consideraciones
éticas, como los principios bioéticos (beneficiencia,
no maleficiencia, justicia, autonomía y veracidad).
Este estudio fue aprobado por el comité investigación de la Universidad de
Huánuco. Se obtuvo un consentimiento informado por escrito de todos los sujetos
antes del reclutamiento para el estudio.
Resultados
Respecto a las características demográficas, de los estudiantes
universitarios de las diferentes carreras de ciencias de la salud, se halló que
más de la mitad [63,5% (190)], tuvieron entre 20-29 años, seguido de un 29,8%(89) que tuvieron entre 17 a 19 años de edad. En cuanto al
género, la gran mayoría de ellos fueron féminas [72,2% (216)] y casi la tercera
parte, fueron varones [27,8 (83)]. El 80,3% (240) de la muestra procedieron del
área urbana de la ciudad de Huánuco, frente al 17,7%(53)
que fueron procedentes del área rural de la Región Huánuco. En relación a las
características sociales de la muestra, se halló que 65,6% (196)], profesaron
la religión católica, seguido de 20,7% (62) que fueron evangélicos. También,
28,8% (86) refirieron que trabajaban y estudian a la vez, destacando las
actividades laborales de comerciante, técnico y auxiliares de servicios de
salud, entre otros.
En cuanto a
las características académicas, de la muestra de estudio, 41,5%(124), pertenecieron a la Escuela Académica Profesional de
Enfermería y 30,1% (90) a odontología. En cuanto al ciclo de estudio, un 13,7%
(41) de la muestra cursaba el octavo ciclo, y en la misma proporción cursaban
el segundo ciclo [13% (39)]; el 11% (33) cursaba el III, VI, VII ciclo de
estudio, a diferencia del 9% que cursó el IV, V y el IX de estudios
respectivamente. En la tabla 1, sobre
el consumo de alimentos
chatarra con alto contenido de azúcar por la muestra de estudio, se tiene que 81,6 % (244) consumía
diversas golosinas, seguido de 73,2% (219) que consumían gaseosas, y 66,9 %
(200) bebidas energizantes (ver tabla 1).
Tabla
1
Porcentaje
del consumo de alimentos con alto contenido de azúcar por los estudiantes de la
Facultad de Ciencias de Salud de la Universidad de Huánuco
Consumo de alimentos con alto contenido de
azúcar |
n = 299 |
|||
Sí |
No |
|||
fi |
% |
fi |
% |
|
Golosinas |
244 |
81,6 |
55 |
18,4 |
Snack |
152 |
50,8 |
147 |
49,2 |
Gaseosas |
219 |
73,2 |
80 |
26,8 |
Jugos
procesados |
215 |
71,9 |
84 |
28,1 |
Bebidas
energizantes |
200 |
66,9 |
99 |
33,1 |
Nota. Cuestionario de consumo de
alimentos chatarra
Al identificar la frecuencia de consumo de alimentos con alto contenido
de azúcar en la muestra de estudiantes, 30,1% (90) consumían golosinas más de
dos veces por semana y 9, 7% (29) todos los días las. También, se halló que 22,1% (66) consumía bebidas energizantes más de dos veces por semana y 4,7% (14) consumía
todos los días. Un 19,4% (58) consumía gaseosas más de dos veces por semana.
Al analizar el consumo de alimentos chatarras con alto contenido de grasa en la
muestra de estudiantes, se halló que la mayoría consumía pollo a la parrilla o a la brasa
[84,9 % (254)], seguido de un 74,9% (224) que consumen salchipapas (ver tabla
02).
Tabla
2
Consumo
de alimentos con alto contenido de grasa por los estudiantes de la Facultad de
Ciencias de Salud de la Universidad de Huánuco
Consumo de alimentos con alto contenido de grasa |
n=299 |
|||
Sí |
No |
|||
fi |
% |
fi |
% |
|
Salchipapas |
224 |
74,9 |
75 |
25,1 |
Pollo
broster |
205 |
68,6 |
94 |
31,4 |
Hamburguesa |
183 |
61,2 |
116 |
38,8 |
Embutidos |
149 |
49,8 |
150 |
50,2 |
Pollo
a la parrilla, a la brasa, brochetas) |
254 |
84,9 |
45 |
15,1 |
Combinado |
200 |
66,9 |
99 |
33,1 |
Nota. Cuestionario de consumo de comida
chatarra
La frecuencia del consumo de alimentos con alto contenido de grasa por
la muestra de estudiantes, se halló que 30,1% (90) consumían pollo a la parrilla o la brasa una
vez a la semana y 10, 7%( 32) consumían combinados
(arroz chaufa con papa rellena) más de dos veces por semana. En la descripción global del
porcentaje de consumo de alimentos chatarras por la muestra de estudiantes; 79,
3% (237) lo consumían; frente a una minoría de 20,7% (62) que no consumía
dichos alimentos.
Los porcentajes de las
actitudes alimentarias según dimensiones manifestadas por la muestra de
estudiantes, se halló que 89,3 % (267) evidenció actitudes positivas en relación a los rasgos de
bulimia,
34,8% (104) tenía actitudes negativas en torno a su
dieta (Ver tabla 3).
Tabla
3
Descripción
de las actitudes alimentarias según dimensiones por los estudiantes de la
Facultad de Ciencias de Salud de la Universidad de Huánuco
actitudes alimentarias |
n = 299 |
|||
Positiva |
Negativa |
|||
fi |
% |
fi |
% |
|
Dieta |
195 |
65,2 |
104 |
34,8 |
Rasgos
de bulimia y preocupación por la comida |
267 |
89,3 |
32 |
10,7 |
Control
oral |
237 |
79,3 |
62 |
20,7 |
Nota. Escala de actitudes alimentarias
Desde un
panorama general de las actitudes alimentarias percibidas por la muestra del
estudio, se observó que 75,6% (226) de ellos, evidenciaron actitudes
alimentarias positivas, frente a 24,4% (73) que evidenció actitudes negativas.
Figura 1. Dispersión de puntos entre el consumo de alimentos chatarra y
actitudes alimentarias de los estudiantes de la Facultad de Ciencias de
Salud de la Universidad de Huánuco Figura 2. Dispersión de puntos entre el consumo de alimento chatarra y
actitudes alimentarias en la dimensión: dieta, de los estudiantes de la
Facultad de Ciencias de Salud de la Universidad de Huánuco
Al
contrastar las hipótesis de estudio, respecto a la relación entre el consumo de alimentos chatarra y las actitudes
alimentarias de los
estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de
Huánuco, se apreció correlación baja
(Rho = 0, 174), siendo significativo (p = 0,003). En base a este resultado, se
tuvo que rechazar la hipótesis nula y se admite la existencia de
correspondencia entre estas dos variables analizadas. Y se explica, que los
estudiantes consumen alimentos chatarra, a pesar manifestar actitudes positivas
frente a la alimentación (Figura 1).
Al analizar la
correlación entre el consumo de alimentos
chatarra según la dimensión dieta en las actitudes alimentarias en la muestra
de estudiantes,
también se obtuvo una baja correlación
(Rho = 0,195), siendo ésta significativa (p = 0,001) (Figura 2) (ver tabla 4).
Tabla
4
Correlación
entre el consumo de comida chatarra y las actitudes alimentarias considerando
sus dimensiones, de los estudiantes de ciencias de salud de la Universidad de
Huánuco
Contraste |
Consumo de comida chatarra |
|
Rho |
p-valor |
|
Actitudes alimentarias |
0,174** |
0,003 |
Dieta |
0,195** |
0,001 |
Bulimia
y preocupación por la comida |
0,088 |
0,129 |
Control
oral |
0,034 |
0,558 |
Nota.
Cuestionario de consumo de comida chatarra y escala de actitudes alimentarias
Por tanto, se
tuvo que rechazar la hipótesis nula y se admite la existencia de correlación
baja entre dichas variables, indicando que los estudiantes se predisponen al
consumo de alimentos chatarra, aunque cuentan con ciertas actitudes positivas
frente a la alimentación adecuada. Si bien la correlación es baja, ambas
variables exhiben una correspondencia directa. No se encontró relación en las
demás variables.
Discusión
En ésta investigación se planteó el propósito de analizar la
influencia del consumo de alimentos chatarras en las actitudes alimentarias. El
resultado derivado del presente estudio; dan garantía de su validez interna,
puesto que se tuvo instrumentos válidos y fiables, a su vez se contó con una
muestra representativa para la obtención de los datos, llegando a si a los
resultados inferenciales, con un nivel de confianza de 95% y un p valor ≤
0, 05. Del mismo la presente investigación, tiene validez externa, puesto que
el tamaño de muestra fue lo suficiente para las inferencias, por lo tanto, los
resultados obtenidos podrán ser generalizados para el contexto del estudio.
Los hallazgos respecto al consumo de alimentos chatarra referida por
la muestra del presente estudio se asemeja a los encontrados en otros estudios
realizados en poblaciones de similares características. En un análisis
general, se determinó la existencia de baja relación entre el consumo de
alimentos chatarra y las actitudes alimentarias de la muestra de estudiantes
universitarias de las carreras de ciencias de la salud, siendo dicha relación
significativa, en este sentido los estudiantes consumen alimentos chatarra
aunque muestran actitudes alimentarias positivas, hecho que se explica con el
modelo de creencias en salud, el cual menciona la existencia de dos factores
determinantes de la conducta de la salud: la percepción de amenaza sobre la
propia salud y las creencias de los individuos sobre la posibilidad de reducir
amenazas.
Este
resultado, también se apoya en la teoría de autocuidado de Orem (Orem, Taylor, & Renpenning, 1995); quien sostiene que: “el autocuidado es una actividad aprendida
por los individuos, es una conducta que existe en situaciones concretas de la
vida, dirigida por las personas sobre sí mismas, hacia los demás o hacia el
entorno”; en consecuencia, dado al aprendizaje social de los estudiantes en
materia de consumo de alimentos al interior de la universidad, fácilmente
adoptan el consumo de alimentos poco beneficiosos, dejando de lado aquellos
comportamientos, conocimientos y valores que supone la alimentación saludable y
que sí lo expresan cognitivamente en test de actitudes, hecho que va en la
línea de Herman, Mack, quien pregona la teoría de la restricción, avalando el
valor superior de la dieta, principalmente en el éxito de la pérdida de peso
aunque genera un estado crónico de hambre la cual es desfavorable para la
persona que lo practica, especialmente si esta pérdida lleva a la persona a
tener un peso por debajo de su punto crítico.
En el estudio efectuado por Tamayo Caballero et al., (2016), observaron que los encuestados de
la carrera de Medicina (38%) y Nutrición (28%) tuvieron un mayor conocimiento sobre
las enfermedades y consecuencias que provoca el consumo de comida chatarra, sin
embargo son quienes reemplazan frecuentemente los alimentos básicos por comida
chatarra, este comportamiento conlleva a inadecuados hábitos alimentarios
enfocados en el consumo de alimentos de alto valor calórico y bajo valor
nutritivo, de fácil acceso. En nuestra sociedad tales hábitos no
saludables, se convierten en auténticas virtudes para un amplio estereotipo de
consumidores; desde adolescentes de precaria economía a trabajadores que
carecen de tiempo para almorzar por sus extendidas y exigentes jornadas
laborales (Moliní Cabrera, 2007).
Los resultados del presente estudio
son preocupantes, por lo que se debe articular, articular responsabilidades de
prevención iniciando estilos de alimentación y de vida saludable practicado por
el estudiante, y, fundamentalmente; por los responsables de bienestar
estudiantil quienes deben promover prácticas saludables sostenibles en la
comunidad universitaria, enfatizando la activación de las políticas
universitarias orientadas a la protección del capital humano. La alimentación
es un derecho humano y contribuye en la mejora de salud y no solamente un acto
de satisfacción, se constituye en un acto cultural, económico, social y
fundamentalmente político.
El análisis
derivado de la presente investigación demanda acciones de prevención, lo que
concuerda con los mandatos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la
Organización Mundial de la Salud (OPS) quienes mediante el plan de acción
instan a un alza de los impuestos a la comida chatarra y a las bebidas
azucaradas para revertir la epidemia de obesidad infantil en las Américas (Organización Mundial de la Salud & Organización
Panamericana de la Salud), de otro lado, recomiendan la
reducción del consumo de bebidas azucaradas y su impacto sobre la salud.
En tal acción,
varios países han adoptado medidas fiscales para proteger a la población de los
productos no saludables. Entre ellos se incluye a México, que implementó un
impuesto al consumo sobre bebidas no alcohólicas con azúcares añadidos; y
Hungría, que impuso un impuesto sobre productos empaquetados con niveles altos
en azúcar, sal o cafeína. Otros países,
como Filipinas, Sudáfrica y el Reino Unido de Gran Bretaña y el norte de
Irlanda también han anunciado su intención de aplicar impuestos sobre las
bebidas azucaradas (Organización Mundial de la Salud & Organización
Panamericana de la Salud).
El presente
estudio cuenta con ciertas limitaciones. Al ser un estudio de tipo transversal,
la evaluación se ha centrado en la búsqueda de relación entre las dos variables,
y no en el efecto causal. Otra limitación, podría existir sesgo del
entrevistador y deseabilidad social; sin embargo, los encuestadores fueron
capacitados en la recolección de la información por los organizadores de la
encuesta. El estudio también tiene ciertas fortalezas. A nuestro conocimiento,
es uno de los pocos estudios locales que tiene validez externa, cuyos
resultados se podrán extrapolar.
Fuente de financiamiento:
Autofinanciada.
Conflictos
de interés: Los autores declaran no tener conflictos de interés.
Agradecimientos
Esta
investigación fue desarrollada como parte de la investigación formativa, por ello nuestro
agradecimiento al
equipo de encuestadores, estudiantes
de enfermería que
apoyaron en todo el
proceso de la recolección de datos.
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[1] Magister en Salud Pública y Gestión Sanitaria, Licenciada en Enfermería, Docente, Universidad de Huánuco, Perú; melyruizaquino@gmail.com, ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8340-7898
[2] Licenciado en Enfermería, Universidad de
Huánuco, Perú; rigen.08@hotmail.com , ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1615-1383
[3] Licenciada en Enfermería, Universidad de
Huánuco, Perú; yanix_2027@hotmail.com,
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3625-573X
[4] Doctor en Educación, Magister en Docencia en el Nivel Superior, Licenciado en Ciencias
de la Comunicación, Psicólogo,
Docente, Universidad Nacional del Centro del Perú,
Perú; ralania@uncp.edu.pe,ORCID:
https://orcid.org/0000-0003-4303-1037