History
and Climate
Víctor Raúl Nomberto Bazán[1]
Jorge André Ruiz Sánchez[2]
RECIBIDO: 23 de agosto
2016
ACEPTADO: 1 de febrero 2017
Resumen
El presente
artículo analiza el cambio climático desde la perspectiva histórica. Se inicia,
por tanto, con una relación sobre los antecedentes y la evolución que ha tenido
el enfoque adoptado por académicos y autoridades al respecto. Todo ello está
enmarcado dentro de los retos que plantea el enfrentar las consecuencias que
traerá para la población humana el calentamiento global, tomando especial
interés en el caso peruano. Con esta finalidad, se busca enfatizar en los
aspectos más urgentes a solucionar y las propuestas que se han realizado en
torno a la problemática. Finalmente, se discuten las medidas tomadas durante
las reuniones llevadas a cabo por diferentes países y organismos
internacionales para generar compromisos que permitan la viabilidad de reducir
la alteración del clima y sus efectos.
Palabras clave: calentamiento global, cambio climático, historia,
Hipólito Unanue.
Abstract
This article analyzes climate
change from a historical perspective. Therefore, it begins with a summary of
the background and evolution of the approach taken by academics and authorities
in this regard. All of that is framed within the challenges presented in order
to face the consequences that global warming will bring to the human
population, especially in the Peruvian case. With that purpose, it puts
emphasis on the most urgent aspects and the proposals made about the problem.
Finally, it discusses the measures taken during the meetings conducted by
different countries and international organizations in order to generate
compromises which allow the viability of reducing climate change and its
effects.
Keywords: global warming, climate change,
history, Hipólito Unanue.
Introducción
El presente trabajo ha utilizado el método
historiográfico, que se aplica sobre la descripción de los hechos históricos, y
el tipo de análisis científico, necesario a nivel general para explicar los
hechos. También se ha recurrido a la hermenéutica, que consiste en la
interpretación de los hechos desde el punto de vista histórico y de las
ciencias naturales, en el espacio y el tiempo. La técnica Delphi de
comunicación estructurada, desarrollada como un panel de expertos, ha resultado
la idónea para este trabajo. Es una técnica que permite obtener información
esencialmente cualitativa basada en la discusión entre expertos, mediante un
proceso interactivo a través de cuestionarios repetidos hasta alcanzar un
consenso en los resultados.
Resultados
Plinio el Viejo es el autor de la enciclopedia con
ciento sesenta volúmenes de informaciones denominada Naturalis historia, que
reunía gran parte del saber de su época. Este concepto clásico se refería tanto
a la geología, la biología como a otras ciencias naturales para diferenciarse
de la historia sagrada. El estudio de los cambios climáticos a través de la
historia ha sido también un tema recurrente en el Perú respecto a la Oscilación
de El Niño en el Océano Pacífico Sur en periodos de larga duración. Estamos a tiempo
de evitar las peores consecuencias del cambio climático, si se adoptan medidas
urgentes. Las pruebas científicas son incuestionables: el cambio climático
constituye una seria amenaza mundial, que exige una respuesta internacional.
El Informe
Stern ha examinado una amplia gama de datos sobre las repercusiones del cambio
climático y sobre sus costos económicos. La adopción de medidas en la próxima
década superará los costos económicos de la inacción. El cambio climático
incidirá sobre los elementos básicos de la vida humana en distintas partes del
mundo: acceso a suministro de agua, producción de alimentos, salud y medio
ambiente. Cientos de millones de personas podrían padecer hambre, escasez de
agua e inundaciones costeras.
Utilizando los
resultados de modelos económicos, el Informe ha calculado que, de no tomar
medidas y realizar inversiones para la mitigación y adaptación, el costo y
riesgo total del cambio climático equivaldrá a la pérdida del 5 % anual
del PBI global, a partir del 2010. Teniendo en cuenta los riesgos y
consecuencias futuros, los cálculos de los daños que se producirían llegarían
al 20 % del PBI mundial. Al adoptar medidas inmediatas, como la reducción
de las emisiones de gases de efecto invernadero, para evitar las peores consecuencias
del cambio climático, las pérdidas pueden reducirse al 1 % del PBI
planetario cada año.
La inversión
realizada en los próximos veinte años tendrá un profundo impacto sobre el clima
durante la segunda parte del presente siglo y en el siglo próximo. Nuestras
acciones actuales, sin el componente de adaptación, podrían crear el riesgo de
que se produzca una importante perturbación de las actividades económicas y
sociales, cuya escala sería comparable a la de las grandes guerras y la
depresión económica de la primera mitad del siglo XX. Estos cambios serían
difíciles de reparar, y generarían refugiados climáticos que se desplazarían
desde los polos hacia la línea ecuatorial.
2. Proyecciones futuras de temperaturas máximas y
mínimas en el Perú
El Servicio
Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) ha determinado los
Escenarios climáticos en el Perú para el año 2030, fundamentado en el registro
de las temperaturas del pasado, y señala que las temperaturas máximas tendrían
una variación de +1.6° C en regiones altoandinas y de la selva norte; mientras
que la costa central/sur y la selva sur no presentarían mayor variación con
relación a la climatología actual. Asimismo, la temperatura mínima del aire
aumentaría en el país con relación al clima actual, entre 0.4 y 1.4° C, en
especial, en el sector de la costa y selva norte –Piura, Chiclayo y al este de
Iquitos–, sector central –Cerro de Pasco, Huancayo, Huancavelica– y parte del
sector sur andino: Ayacucho, Abancay. Las precipitaciones no evidenciarán
grandes cambios en su distribución espacial, aunque mostrarían deficiencias
mayormente en la sierra, entre -10 % y -20 %, y en la selva norte y
central (selva alta), de hasta -10 %; los incrementos más importantes se
presentarían en la costa norte y selva sur: de +10 % a +20 %.
Según el
Informe Stern, la concentración atmosférica de gases invernadero podría
alcanzar el doble de su nivel preindustrial para el 2035, con lo que la
temperatura media del planeta experimentaría un aumento de más de 2º C. Esto
conducirá a cambios en la geografía humana: lugares de asentamiento de la
población y manera como se desenvuelven nuestras vidas. Si bien todos los
países se verán afectados, aquellos que sufrirán antes y más intensamente serán
los países y poblaciones más pobres, a pesar de que son los que menos han
contribuido a las causas del cambio climático. El costo de las condiciones
meteorológicas extremas, con inclusión de inundaciones, sequías y tormentas,
está aumentando ya, aun en los países ricos.
En
consecuencia, se requiere la adopción de medidas a nivel nacional e
internacional, puesto que el cambio climático es un problema global. Nuestra
respuesta deberá cimentarse sobre una visión compartida de los objetivos a
largo plazo del desarrollo nacional. La adaptación al cambio climático
significa la adopción de medidas para incrementar la resiliencia y reducir los
costos al mínimo. Solamente en los países en desarrollo, esta adaptación tendrá
un costo de miles de millones de dólares al año, incrementando así la presión
sobre recursos ya escasos.
Riesgos climáticos
El riesgo de
las peores consecuencias del cambio climático podrá reducirse sustancialmente
si se consigue estabilizar el nivel de gases invernadero en la atmósfera a
entre 350 y 450 ppm de CO2. El nivel actual es de 430 ppm de CO2 y su aumento
anual es superior a 2 ppm. La estabilización requeriría que, para el 2050, las
emisiones fueran un 45 % inferior a los niveles actuales. Los costos
serían aún menores si se produjeran mejoras en la eficiencia energética con la
reducción en la contaminación del aire.
Es necesario
que se tomen medidas sobre el cambio climático en todos los países, sin por
ello recortar las aspiraciones de crecimiento económico de los países
desarrollados o en desarrollo. El costo de las medidas necesarias no se halla
equitativamente distribuido entre los distintos sectores o países del mundo. En
el caso de que los países desarrollados asuman responsabilidad por una
reducción global de las emisiones de entre el 60-80 % para el 2050, será
también necesario que los países en desarrollo adopten medidas significativas,
aunque sin exigirles que cubran por sí solos el costo total de dichas medidas.
Los mercados del carbono en los países ricos han comenzado ya a proporcionar
fondos para un desarrollo bajo en carbono, con inclusión, del Mecanismo para el
Desarrollo Limpio (MDL) según el artículo 12 del Protocolo de Kioto. Se
necesita ahora una transformación de dichos fondos en apoyo de las medidas y
escala requeridas.
La acción que
se tome en relación con el cambio climático generará también grandes
oportunidades comerciales, con la creación de tecnologías energéticas así como
de mercancías y servicios igualmente bajos en emisión de carbono. Estos
mercados podrían alcanzar un valor anual de miles de millones de dólares y
constituir una importante fuente de empleo. Los cambios introducidos en las
tecnologías energéticas y en la estructura de las economías han creado
oportunidades para separar el desarrollo de las emisiones de gases de efecto
invernadero. A largo plazo, hacer frente al cambio climático es la estrategia
adecuada del crecimiento económico y del desarrollo sostenible.
Se requerirá
una reducción drástica en las emisiones procedentes del sector del transporte.
Es posible que los combustibles fósiles sigan representando más del 50 %
del suministro mundial de energía en el 2050. El carbón seguirá siendo una
parte importante de la mezcla energética en todo el mundo, con inclusión de las
economías en rápido crecimiento y, por consiguiente, será necesario conseguir
una vasta captura y almacenamiento de carbono para poder permitir el uso de los
combustibles fósiles sin dañar la atmósfera.
Otro factor
esencial será una reducción en las emisiones no energéticas: deforestación y
procesos agrícolas e industriales. Mediante la introducción de nuevas
políticas, será posible reducir las emisiones de las economías desarrolladas y
en desarrollo en la escala necesaria para lograr una estabilización sin afectar
el crecimiento. El cambio climático es el mayor fracaso del mercado jamás visto
en el mundo. Toda respuesta global eficaz requerirá tres elementos de política:
el precio del carbono en impuestos, comercio o reglamentación; el apoyo a la
innovación y aplicación de tecnologías bajas en carbono; y la adopción de
medidas para eliminar barreras a la eficiencia energética y educar a los ciudadanos
sobre lo que pueden hacer para responder al cambio climático.
Son numerosos
los países y regiones que han puesto manos a la obra. La Unión Europea, el
Estado de California y China se cuentan entre aquellos con políticas más
ambiciosas, que contribuirán a reducir las emisiones de gases invernadero. La
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el
Protocolo de Kioto constituyen la base de la necesaria cooperación
internacional en este tema. La expansión e interconexión del creciente número
de planes de canje de emisiones existentes en distintas partes del mundo
constituye un potente medio de promoción de reducciones rentables de las
emisiones y una forma de adelantar las medidas en los países en desarrollo.
Asimismo, el establecimiento de objetivos en los países desarrollados podría
aportar cada año miles de millones de dólares en apoyo de la transición hacia
un desarrollo bajo en emisiones de carbono.
La efectividad
de las inversiones en tecnologías limpias podría incrementarse mediante la
coordinación informal y los acuerdos formales entre países y sociedad civil. A
escala mundial, el apoyo a la investigación y desarrollo en el sector
energético debería duplicarse, como mínimo, mientras que el apoyo a la
aplicación de nuevas tecnologías bajas en carbono debería quintuplicarse. La
cooperación internacional en normas de productos constituye un potente medio
para impulsar la eficiencia energética. La reducción de la deforestación es
también clave, pues la pérdida de los bosques naturales contribuye más a las
emisiones globales anuales que el sector transporte; mientas que la
reforestación constituye un método altamente rentable de reducir las emisiones,
siendo posible que se inicien programas piloto que exploren ello.
Los países en
desarrollo son los más vulnerables al cambio climático, por lo que es esencial
que la adaptación al cambio climático quede plenamente integrada en la política
de desarrollo global, y que los países desarrollados cumplan con sus
compromisos de aumentar su apoyo, por intermedio de la asistencia oficial de
los Estados. Los fondos internacionales deberían prestar, asimismo, apoyo a una
mejora de la información regional sobre las consecuencias del cambio climático
y a la labor de investigación sobre nuevas variedades de cultivos, que muestren
mayor resistencia a las sequías y a las inundaciones.
Historia del clima
El precursor
de los estudios sobre los efectos antropogénicos del clima sobre la sociedad
peruana fue José Hipólito Unanue y Pavón. Entre 1799 y 1805, recogió datos para
su obra capital: Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los
seres organizados, en especial el hombre; un tratado que, dentro de la
tradición hipocrática, se proponía explicar las causas climáticas de las
enfermedades en la ciudad de Lima. Sus afirmaciones fueron verificadas
relacionando datos meteorológicos con observaciones clínicas, combinando
conceptos médicos modernos y tradicionales.
Unanue negó la
importancia de la bioquímica para la ciencia médica, insistiendo en la
especificidad climática y médica de Lima, concepción que influyó en algunos
médicos posteriores, que negaron la utilidad de los remedios habituales para
las enfermedades peruanas y se adhirieron de forma exagerada y dogmática a sus
teorías. De otro lado, refutó la afirmación del conde de Buffon respecto a que
el clima, el ambiente, la flora y la fauna de América eran inferiores a los del
continente europeo. Tras citar la refutación que Thomas Jefferson hizo a Buffon
en sus Notes on the State of Virginia, señala sus propias observaciones para
apoyar la postura americanista. En consecuencia, las especies no degeneran en
el Nuevo Mundo, y en realidad, Europa tiene más bestias e insectos nocivos que
América.
Historia de las negociaciones sobre el cambio
climático a partir del siglo XX
Luego de la
Convención Marco sobre Cambio Climático de Río de Janeiro en 1992, existen dos
etapas en las negociaciones contemporáneas de las Conferencias de las Partes.
Una corresponde a la primera Conferencia de las Partes (COP) realizada en
Berlín el año 1995, que estuvo marcada por la incertidumbre respecto a las
medidas que podían tomar los países individuales para reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero. El resultado fue el “Mandato de Berlín”, que
estableció una fase de análisis y evaluación de dos años. Esta fase resultó en
un catálogo de instrumentos. Los países miembros podían elegir los instrumentos
adecuados y componer un conjunto de iniciativas que se ajustaran a sus
necesidades.
Luego, la COP2
de Ginebra en 1996 aprobó los resultados del segundo informe de evaluación del
IPCC, que se publicó en 1995. En esta conferencia también se estableció que los
países miembros no seguirían soluciones uniformes y que cada país elegiría las
medidas que se le adecuen. En la conferencia de Ginebra, las partes también
expresaron el deseo de establecer objetivos vinculantes a medio plazo. Y la
COP3 de Kioto en 1997 adoptó el Protocolo de Kioto tras negociaciones intensas.
Por primera vez, el protocolo introdujo objetivos vinculantes para las
emisiones de GEI en 37 países industrializados de 2008 a 2012. El 16 de febrero
de 2005 entró en vigor con la suscripción de la República Rusa. Varios países
miembros de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas
(1992) no han ratificado el Protocolo de Kioto y no reconocen sus normas sobre
emisiones de gases de calentamiento global.
La segunda
etapa corresponde al periodo posterior a la elaboración del Protocolo de Kioto.
Incluye la COP4 de Buenos Aires en 1998, en la que se hizo evidente que había
varias cuestiones pendientes del Protocolo de Kioto. Por lo tanto, se programó
un periodo de dos años para clarificar y desarrollar herramientas de aplicación
del Protocolo de Kioto. La COP5 de Bonn en 1999 estuvo dominada por el debate
técnico sobre los mecanismos del Protocolo de Kioto. La COP6 de La Haya en el
2000 se vio marcada inmediatamente por debates políticos muy vehementes sobre
una proposición de EE. UU. para que se permitiera que áreas agrícolas y
forestales se convirtieran en sumideros de dióxido de carbono. Si la
proposición se hubiera aprobado, al mismo tiempo hubiera satisfecho en gran
parte la obligación de EE. UU. de reducción de emisiones de GEI. También
se hizo evidente la incertidumbre sobre las sanciones que se adoptarían para
los países que no cumplieran sus obligaciones de reducción de emisiones. La
reunión se terminó cuando los países de la Unión Europea rechazaron una
propuesta de compromiso y las negociaciones fracasaron. Se acordó que las
negociaciones se reanudarían en una conferencia extraordinaria en julio de
2001.
En la COP6 bis
de Bonn en 2001, EE. UU., bajo el mandato del presidente Bush, había
rechazado definitivamente el Protocolo de Kioto y solo participó en las
negociaciones como observador. A pesar del bajo nivel de las expectativas, se
llegó a un acuerdo respecto a varias cuestiones significativas. Entre ellas
estaban hasta qué punto se podían incluir bosques y otros sumideros de dióxido
de carbono en los presupuestos de emisiones de GEI de los países; los
principios de las sanciones para los países que no cumplieran los objetivos, y
que los mecanismos de flexibilidad que permitían cumplir las obligaciones de
reducción de distintas formas se pudieran transferir entre países a cambio de
remuneraciones económicas.
Ese mismo año,
en la COP7 de Marrakech 2001, las partes se volvieron a reunir durante la
conferencia anual regular. En ella, prácticamente se completaron las
negociaciones sobre el Protocolo de Kioto. Los resultados se recopilaron en
documentos denominados los Acuerdos de Marrakech. En la COP8 de Delhi 2002, los
países de la Unión Europea, bajo presidencia danesa, intentaron sin éxito que
se aprobara una declaración exigiendo más acciones de las partes de la UNFCCC.
La COP9 de Milán en 2003 se centró en clarificar los últimos detalles técnicos
del Protocolo de Kioto. En la COP10 de Buenos Aires 2004, los países iniciaron
debates sobre lo que sucedería cuando el Protocolo de Kioto terminara en 2012.
Los debates técnicos aún tomaron mucho tiempo.
La COP11/CRP1
de Montreal 2005 fue la primera tras la entrada en vigor del Protocolo de Kioto.
Así pues, la reunión anual entre las partes de la CMCC (COP) se suplementó con
la conferencia anual entre las partes del Protocolo de Kioto (CRP o CP/RP). Los
países que habían ratificado la CMCC pero no el Protocolo de Kioto tenían
estado de observadores en la segunda conferencia. Ambas conferencias se
centraron en lo que debería suceder tras la finalización del Protocolo de Kioto
en 2012. En la COP12/CRP2 de Nairobi 2006, se respondió finalmente a las
últimas cuestiones técnicas sobre el Protocolo de Kioto. Continuaron los
intentos de llegar a un acuerdo para el periodo posterior a Kioto y se
establecieron una serie de hitos para dicho proceso. En la COP13/CRP3 de Bali
2007, se dio un paso adelante en el proceso de llegar a un acuerdo para
sustituir el Protocolo de Kioto con el reconocimiento del informe más reciente
del IPCC y sus conclusiones de que los signos de calentamiento global eran
inequívocos; en segundo lugar, se formuló un texto común para requerir acciones
más rápidas en esta área y, finalmente, la adopción del Plan de Acción de Bali.
Este plan estableció el marco de las negociaciones para la COP14 de Poznan y la
COP15 de Copenhague.
El FCPF, Fondo
para reducir las emisiones de carbono mediante la protección de los bosques, es
un importante mecanismo para poner en marcha los acuerdos concertados en las
reuniones sobre cambio climático que tuvieron lugar en Bali, en el sentido de
que los donantes y los países en desarrollo deben trabajar juntos para probar
métodos que permitan reducir las emisiones derivadas de la deforestación y
degradación de los bosques. Bolivia podrá fortalecer su capacidad para
emprender medidas orientadas a reducir la tasa de deforestación y se convertirá
en uno de los primeros actores en el mercado emergente de REDD. Las Partes en
la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático acordaron
comenzar a realizar actividades de demostración en materia de REDD. El FCPF,
anunciado por el Banco Mundial en la Conferencia de Bali, ayudará a financiar
algunas de estas actividades.
La COP14 de
Poznan 2008 trabajó sobre el Plan de Acción acordado en Bali durante la COP 13:
mitigación, adaptación, tecnología y financiación, más la llamada ‘visión
compartida’. En la COP15 de Copenhague 2009, se propuso el Acuerdo de
Copenhague que contiene los siguientes compromisos: evitar que la temperatura
se incremente más de 2º C y el programa mundial de adaptación; lograr el punto
de inflexión de la curva de crecimiento de las emisiones globales de gases de
efecto invernadero (GEI); los países desarrollados proveerán recursos
financieros adecuados a los países en desarrollo, a fin de apoyar el recambio
tecnológico y la construcción de capacidades de adaptación; los países
desarrollados indicarán sus compromisos de reducción de emisiones para 2020 en
el apéndice 1 del Acuerdo (antes del 31 de enero); los países en desarrollo
indicarán sus acciones nacionales apropiadas de mitigación hacia el 2020, en el
Apéndice 2 (antes del 31 de enero del 2010); los países desarrollados movilizarán
recursos financieros hacia los países en desarrollo para establecer un
mecanismo de reducción de emisiones por deforestación y degradación forestal
(REDD); continuará el desarrollo de mercados de carbono y de incentivos para
economías bajas en carbono; en total, los países desarrollados proveerán 10 mil
millones de dólares a partir de 2010, suma que se acrecentará paulatinamente
hasta alcanzar 100 mil millones en 2020; se establecerá un panel de alto nivel
que asegure las fuentes de financiamiento; se establecerá el Fondo Climático
Verde de Copenhague; se establecerá un Mecanismo Tecnológico para asegurar la
transferencia de tecnologías bajas en carbono; y la meta de largo plazo de 2º C
máximo se revisará el 2015.
La COP16 se
realizó en Cancún, la COP17 en Durban (Sudáfrica) y la COP 18 en Doha (Qatar).
El Informe de 2009 del Banco Mundial, sobre el estado y las tendencias del
mercado del carbono, revela que el mercado se duplicó y alcanzó la cifra de US
$ 126,000 millones. Las transacciones que financiaron los proyectos que
permitieron lograr reducciones reales en las emisiones cayeron un 12 % en
su valor, lo cual correspondió a una cifra estimada en US $6,500 millones en
2008. El descenso fue consecuencia de un conjunto de factores complejos, vinculados
a la dificultad en la obtención de financiamiento para proyectos inocuos para
el clima durante la crisis financiera; así como a las demoras en materia de
reglamentación y la incertidumbre que rodea al futuro del mercado en el marco
del nuevo acuerdo mundial de cambio climático que se prevé entrará en vigor en
2012, lo cual fue parte central de la COP16.
Delegados de
120 países se congregaron en la Expo Carbón 2009 de Barcelona, donde analizaron
el crecimiento potencial del mercado del carbono, así como las medidas
concretas para combatir el cambio climático. La Unión Europea aprobó un
conjunto de compromisos, que rigen a partir del año 2012, para disminuir las
emisiones, con la promesa de reducirlas aún más si se logra la adhesión de
otros países al acuerdo político internacional de Copenhague. El IPCC estima
que, de aquí al año 2050, las emisiones de CO2 en el mundo deberán disminuir a
menos de 10,000 millones de toneladas por año, para evitar las repercusiones
ambientales que se prevé afectarán a los países en desarrollo en forma
catastrófica. No obstante, las emisiones anuales correspondientes solamente a
los países del Anexo 1 actualmente representan alrededor de 20 millones de
toneladas.
El Informe
Stern, publicado en 2006, estima que el financiamiento del carbono posee el
potencial de representar el 25 % de todas las medidas que se necesitan
para estabilizar las emisiones. Se debería utilizar estratégicamente para
fomentar el desarrollo a mayor escala y largo plazo con una menor cantidad de
carbono. El Banco Mundial está trabajando para ampliar el alcance del mercado
del carbono con el FCPF, apuntando a reducir la deforestación, la segunda gran
causa responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero, a través de
incentivos y compensaciones para los casos en que los bosques se conserven
inalterados. El Banco también creó el Fondo para reducir las emisiones de
carbono para actuar como agente catalizador en las inversiones a largo plazo y
gran escala de los programas de tecnologías limpias que contribuirán a que los
países en desarrollo se vuelquen a un ámbito que implique un desarrollo con
menos niveles de carbono. El modelo empresarial del Fondo toma en cuenta las
inversiones a gran escala y potencialmente arriesgadas, que involucren plazos mayores
y requieran asociaciones estables entre los compradores y los vendedores, con
lo cual es probable que se abarquen varios ciclos de mercado. Este Fondo podría
crecer a miles de millones de dólares con el tiempo y que operará más allá del
año 2020, con lo cual se permitiría que el financiamiento del carbono se
integrara mejor a las políticas y estrategias de desarrollo de los países.
El 82 %
de los volúmenes que se comerciaron en el mercado del carbono en 2008
correspondió a proyectos de energía renovable, recambio de combustibles y
eficiencia energética. El 70 % de los proyectos nuevos de 2008 se
concentró en los sectores de generación de energía hidráulica, eólica, de
biomasa y eficiencia energética. China, que en 2008 poseía una participación de
mercado del 84 %, se quedó con la mayor parte de las transacciones
confirmadas en el mercado primario del Mecanismo para un Desarrollo Limpio
(MDL). El MDL actualmente abarca más de 4,500 proyectos en preparación en
alrededor de 80 países, con una creciente cantidad de naciones de África al sur
del Sahara. Los fondos y servicios del carbono del Banco Mundial poseen 186
proyectos, con un valor de activos estimado en US $ 2,300 millones. El valor de
los acuerdos de adquisición para la reducción de emisiones que se celebraron
hasta el 31 de diciembre de 2008 en el caso de los fondos y servicios del
carbono del Banco Mundial supera los US $ 1,800 millones. La región de Asia
oriental y el Pacífico, que posee una cifra total de reducción de emisiones
equivalente a US $ 1,300 millones, constituye el mayor segmento de proyectos
activos en la cartera de financiamiento del carbono del Banco Mundial.
Nueve países
industrializados y quince países en desarrollo integran una alianza para
reducir las emisiones derivadas de la deforestación y degradación de los
bosques (REDD). República Democrática del Congo, Gabón, Ghana, Kenya, Liberia,
Madagascar, Bolivia, Costa Rica, Guyana, México, Panamá, Perú, Nepal, República
Democrática Popular Lao y Vietnam recibirán financiamiento inicial del Fondo
para reducir las emisiones de carbono mediante la protección de los bosques, un
novedoso mecanismo para financiar medidas orientadas a combatir el cambio
climático. El FCPF ofreció a los países en desarrollo una compensación por las reducciones
de emisiones de gases de efecto invernadero. La alianza fue aprobada por el
Directorio Ejecutivo del Banco Mundial el 25 de septiembre de 2007 y comenzó a
funcionar el 25 de junio de 2008. Recibirán apoyo a título de donación que les
permitirá fortalecer su capacidad para reducir las emisiones derivadas de la
deforestación y degradación de los bosques (REDD) y prepararse para utilizar
los sistemas futuros de incentivos positivos para REDD+.
La decisión
respecto de los países que recibirán financiamiento inicial se tomó en una
reunión del Comité Directivo del FCPF que tuvo lugar en París. El Comité estaba
integrado por igual número de países en desarrollo y países industrializados, y
también asistieron observadores de organizaciones internacionales,
instituciones no gubernamentales y pueblos indígenas que dependen de los
bosques. Para tomar la decisión, recibió asistencia de un grupo asesor técnico
formado por expertos en diversas esferas técnicas y regiones del mundo. La
deforestación y la degradación de los bosques, en conjunto, ocupan el segundo
lugar en orden de importancia entre las causas del calentamiento de la Tierra
provocadas por el hombre; producen alrededor del 20 % de las emisiones
mundiales de gases de efecto invernadero y son la principal fuente de emisiones
nacionales en muchos países en desarrollo. Por esta razón, hemos puesto empeño
en forjar esta alianza y en colaborar con los países para crear un acervo de
conocimientos sobre la mejor manera de reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero a través de medidas orientadas a proteger los bosques y ayudar a
las personas que reciben sus beneficios.
Los nueve
países industrializados que formalizaron su participación en la alianza
estuvieron presentes en la reunión de París, a saber: Australia, Finlandia,
Francia (Agence française de développement), Japón, Noruega, España, Suiza,
Reino Unido y Estados Unidos. En total, se han comprometido a aportar unos US $
82 millones al FCPF. Finalmente, en la COP18 de Doha se avanzó en la ruta crítica
para llegar a un acuerdo global que prolongue la vigencia del Protocolo de
Kioto o lo reemplace por un instrumento vinculante más amplio.
Conclusiones
Tal como se ha revisado a lo largo de este artículo,
el calentamiento global representa una grave amenaza para el modo de vida del
ser humano y su propia existencia. Por ello, es necesario adoptar una serie de
políticas que permitan combatirlo pese al costo que pueda significar. Esto
puede entenderse no solo desde un punto de vista humanitario, sino también
desde una perspectiva económica; las pérdidas ocasionadas por el calentamiento
global resultan mucho más dañinas que cualquier gasto que pueda realizar el
Estado.
En
cuanto al interés académico por el clima, este se puede remontar a autores
clásicos como Plinio el Viejo. En particular, sobre la influencia que el clima
podría tener en la población humana, existen trabajos como el desarrollado por
Hipólito Unanue, en los que ya se encontraba un interés por los efectos
negativos que tenía el clima y el vínculo con ciertas enfermedades presentes en
su época. Dichos estudios son evidencia de la cercanía que ha tenido el clima a
intereses de académicos y cómo su estudio no resulta un tópico moderno para los
historiadores.
También podemos concluir que la urgencia del problema
presentado por el calentamiento global ha significado la pronta atención de
organismos tanto nacionales como internacionales para lograr establecer una
serie de predicciones sobre los riesgos que estamos enfrentando. Por este
motivo, se ha impulsado el establecimiento de una serie de acuerdos a nivel
internacional a través de una serie de reuniones y congresos que han
involucrado a diversos países de todos los continentes. Las COP son el mejor
ejemplo de ello y, en particular, el Protocolo de Kioto ha sido un punto clave
dentro de las negociaciones por lograr enfrentar este reto.
Finalmente, se debe recalcar que continuar con el
interés por este tema es de vital importancia para nuestra supervivencia como
especie, debido a que este problema traerá muy graves consecuencias. Es
necesario continuar con las investigaciones para poder profundizar más en el
vínculo constante que ha tenido el clima con la vida humana. De esta forma, se
logrará aumentar la concientización sobre la importancia que tiene la
protección del medio ambiente y la lucha por lograr reducir la contaminación en
la actualidad.
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University Press.
[1] Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Docente a nivel pregrado y postgrado en universidades
públicas y privadas. Consultor Senior en Cambio Climático y Bosques Jefe de Unidad
de Investigación, Innovación y Emprendimiento de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional Federico Villareal. Representante del Perú
en la COP3, 4, 15, 16, 20, 21, 22, 23 y 24 de Cambio Climático victornomberto@gmail.com. https://orcid.org/0000-0003-2449-8459
[2] Estudiante de
la especialidad de Historia en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro
colaborador del Instituto Riva-Agüero de la PUCP. jorgeandresr@hotmail.com https://orcid.org/0000-0003-4282-7359