El discurso sonoro en estrategias sobre memoria colectiva en periodos de posconflicto: el caso de “La Oruga”
SOCIALIUM| Revista científica de Ciencias Sociales | e-ISSN: 2706-6053
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encarcelación. La narración en primera persona de Laura, intercalada con contextualizaciones históricas y
reflexiones, crea una tensión entre lo personal y lo político, evidenciada en el contraste entre la vida
cotidiana y los sonidos del noticiero que anuncian la violencia. Esta estructura se sirve, a modo de signos
de puntuación, de momentos clave como el sonido del agua, que evoca un instante de paz en medio del
horror; el ruido de las hélices que recuerdan la persecución, y los latidos que simbolizan una nueva
esperanza, para marcar puntos de inflexión en la historia.
Se percibe la centralidad del testimonio de Laura. Por lo mismo, que el testimonio fuera estuviera a cargo
de la antropóloga Tamia Portugal, integrante de “La Oruga”, genera la pregunta de si la excelente
interpretación, rica en matices, basta para transmitir la complejidad de las decisiones de la protagonista
e imprimir autenticidad y cercanía al relato. Por lo pronto, resalta cómo la voz adolorida, los
ensimismamientos y los silencios constituyen elementos expresivos, especialmente al narrar los
momentos más difíciles, tan elocuentes como las palabras. Los mismos permiten ver la hondura del
trauma, la dificultad de revivir el pasado y la dificultad de expresar plenamente la experiencia vivida, si
bien el pódcast es una forma de hacerlo, de terminar con ese silencio.
En cuanto al paisaje sonoro, los sonidos de los insectos, aves y demás animales amazónicos cumplen una
doble función: la de ubicar geográficamente a la protagonista de la historia y la de recrear la atmósfera
opresiva, el aislamiento y el peligro de estar en un campamento de Sendero Luminoso. En esa línea, el
ruido de la ciudad podría simbolizar en la historia el regreso de Laura a cierta "normalidad", sin embargo,
esta situación se ve ensombrecida por el peso del pasado de la protagonista.
En una característica que se repetirá en otros episodios, se usa el simbolismo sonoro en momentos clave.
Así, el sonido de los latidos durante el embarazo de Laura enfatiza su conexión con su hijo y su
determinación de protegerlo, aunque el futuro fuera incierto hasta el punto de pasar cárcel por más de
diez años. En conjunto, todas estos elementos y rasgos de la propuesta discursiva sonora posibilitan que
el pódcast humanice una experiencia que a menudo se reduce a etiquetas y estereotipos, e invita a la
audiencia a cuestionar sus propias preconcepciones y a considerar la complejidad de las decisiones
tomadas en contextos de conflicto armado interno. De esta manera, "La Oruga" se convierte en una
herramienta poderosa para la construcción de una memoria colectiva más inclusiva, matizada y
comprometida con la búsqueda de la verdad y la reconciliación.
Se resalta también la inserción de un fragmento o clip de noticiero con una periodista narrando
agitadamente sobre una balacera y la presencia de "terroristas que están tirando balas". El fragmento,
aunque breve, muestra que es difícil que se prescinda de estas representaciones, enclavadas en la
memoria colectiva, en proyectos como “La Oruga”, que se trazan el objetivo de reflexionar sobre el
presente a través de una memoria colectiva más responsable, compleja y profunda. Otra interpretación