Ana Lourdes Morales Alvarado, Gloria Amparo Miranda Zambrano, Miriam Reyes Tovar
Volumen 8 | Número 1 | enero - junio| 2024 95
“Venían hasta de Cuichiapan, Omealca, Motzorongo, venían aquí hacer sus ventas, plátano, naranja,
todo eso venía del norte, rumbo a Veracruz por Piedras Negras, el queso, el pozole, el camarón
seco… (E1, hombre 52 años)”.
“…Ahí frente a la estación se ponían como 10 vendedoras de tacos de canasta se quedaban hasta
las 8 de la noche, las vendedoras de aguas […]Las señoras venían a vender racimos de naranja,
plátanos, bolsitas de café… (E2, Hombre 56 años)”.
“Había muchos negocios como taquerías, vendían animales como gallinas, guajolotes, hasta
puercos viajaban en ese transporte, era como 2 cuadras alrededor del ferrocarril, las señoras con
sus ventas de comida (E6, Mujer 69 años) …”.
Como informan los pobladores, la estación también propiciaba que viajaran personas de otras localidades
a vender sus productos. El intercambio de productos, el encuentro de personas y el “movimiento”
generado a partir de la estación dinamizó el lugar y la forma en que dicho espacio es recordado. Como
ámbito público fue el motor que generó que la economía creciera, en palabras de Borja (2011) la estación
es un buen ejemplo de cómo los lugares públicos sirven para reafirmar los derechos a la ciudad (economía,
recreación, etc.). O lo que es lo mismo: “lo público, se considera como una parte principal de la vida diaria
de un habitante de la ciudad” (Cely Rodríguez y Moreno, 2015, p. 21), de ahí la fuerza con la que se recrean
tan nítidamente los relatos sobre la venta de alimentos y la existencia del comercio alrededor de la
estación. Para sus habitantes, el comercio fue parte de su estilo de vida, de la cultura suigeneris cotidiana.
Una cotidianeidad donde la población tenía su sentido de vida, fincado en su propio BV. Aquel estilo de
vida que “que implicó desde la razón liberadora y solidaria, una resignificación de la vida social, del modo
de producir, consumir, gobernar, sentir y pensar” (Marañon, 2014, p. 45).
La rememoración sobre la estación del ferrocarril, la evocación que hacen los pobladores está cargada de
anécdotas y comentarios que tienen que ver con el sentido productivo y económico que la estación
generaba (Nova, 2018). Se encuentra que el BV, identificaba como uno sus elementos claves el sentido de
relacionalidad, intercambio, convivencia y cooperación.
“…el tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades,
capacidades y potencialidades se amplíen y florezcan…” (León, 2010, p.9).
Escisión de la estación
El cierre de la estación afectó a las personas en términos económicos y con ello, también el estilo de vida
de su población. Tras la privatización de “Ferrocarriles de México” la estación de Tierra Blanca, se cesó el
servicio de tren de pasajero. De allí para adelante, empezó a funcionar solo como oficinas administrativas.