Gaspar Orellana Méndez, Sandro Bossio Suarez y Jorge Jaime Valdez
Volumen 7 | Número 1 | enero - junio| 2023 47
percepción de la calidad de los mensajes, y relación en comportamiento y actitud hacia su grupo (Brown,
1988, Goofman, 1971 y Tajfel et al.,1986) sería también de nivel moderado. A su vez predeciría el
rendimiento en el trabajo e influiría moderadamente la conducta ciudadana e iniciativa personal (Topa y
Morales, 2006 y Topa et al., 2008), y en caso de migrar mantendría el aspecto personal de su identidad
(Castellá y Rangel, 2005).
Al presentar también nivel medio en la percepción de la Identidad Personal, caracteriza el grado moderado
del vínculo emocional del trabajador hacia la organización, el interés en el tiempo por el trabajo que se
desempeña, el esfuerzo por la labor que realiza (Ojeda, 2008), la conformidad con el puesto de trabajo y
la satisfacción con la condición laboral.
El tener alta la percepción de la dimensión Identidad Corporativa, particularmente las mujeres, el adulto
maduro, el viudo y el nombrado, coincide con lo hallado por Ortiz (2006) en empresas de Bogotá, cuyos
colaboradores poseen una Identidad Verbal y Visual monolítica, así como una Identidad Objetual de
calidad y respaldo. Así mismo con lo encontrado por Puga (2005) en trabajadores de una empresa en
Quito, posicionamiento de la marca y trabajadores fieles y muy productivos. También con Ortiz (2008),
quien halló que la Identidad Cultural es un vector determinante en la construcción de Identidad
Corporativa para trabajadores de una empresa de Bogotá. Asimismo, Veliz (2009) encontró elevada
identificación corporativa en trabajadores administrativo de una universidad venezolana. Todos hallaron
niveles altos de Identidad Corporativa, esto permitiría predecir que los trabajadores administrativos de
esta universidad pública mostrarían fidelidad a la organización y se esforzarían por mejorar la imagen
institucional.
Pero, tener Identidad Corporativa alta, no garantiza también tener elevada la Identidad Social, Personal u
Organizacional, ya que la Identidad Corporativa es más formal, superficial y no sustancial y no es fuerte y
de contenido como la Identidad Social que haría más sólida y estable la identidad de sus miembros a la
organización a través de los grupos dentro de ella (Van Knippenberg y Van Schie, 2000). Esto, según
Robbins y Judge (2009), nos obligaría a buscar en los trabajadores administrativos una mayor Identidad
(Social y Personal) hacia su organización a fin de que se involucran con su trabajo y establecen una
conexión profunda con la organización, otorgando energía y atención, satisfacción y entusiasmo con el
trabajo que realiza y no solo por cumplir con su “horario”; además la identificación endogrupal los llevaría
a participar más en acciones de protesta (Topa et al., 2008) o en otro contexto sería un gran predictor en
las acciones colectivas de resistencia pacífica en ambientes violentos (Rico et al., 2017).
En la dimensión Identidad Social y en la variable Identidad Organizacional, son los administrativos
nombrados quien presenta percepción de mayor nivel. De allí que una mayor identificación social en los
administrativos nombrados puede predecir un mejor bienestar (Schmid y Muldoon, 2015 y Greenaway et